lunes, 4 de octubre de 2010

VISITA DE JUAN PABLO II A COVADONGA Y CANGAS DE ONIS

22 DE AGOSTO DE 1989

Juan Pablo II concluyó ayer tarde su estancia de tres días en España tras una última jornada de significación europeísta y mariana, caracterizada por el recogimiento ,que se inició en el santuario de Covdonga, siguió en una visita privada,con almuerzo campestre incluido, al Parque Nacional del mismo nombre y concluyó en el aeropuerto de Asturias donde el Papa fue despedido por el presidente del Gobierio, Felipe González.

Karol Wojtyla, que había llegado a Covadonga a última hora de la tarde del domingo, se retiró
pronto a sus aposentos en la casa de ejercicios ,tras un breve recorrido por el santuario sin protocolo ni escoltas hasta el punto de que pudo ser saludado por algunos peregrinos.


El Papa inició la jornada del lunes muy temprano, tras desayunar en privado con varios componentes de su séquito, oró en la capilla instalada cerca de sus aposentos y a las 8.30 de la mañana se entrevistó con los miembros del Patronato del Real Sitio presidido por el Príncipe de Asturias que relató al Papa las característica dse esta institución.

El príncipe Felipe, que fue el encargado de recibir al Santo Padre, pronunció unas palabras en
las que agradeció al Pontífice la visita que, dijo, “honra al Principado”. Don Felipe de Borbón destacó en su discurso el “sentimiento de patriarcal orgullo” de los asturianos por tener en Covadonga el “origen mismo de la nación española”.


En una breve intervención ante don Felipe y los miembros del Patronato, el Papa destacó la honda proyección iberoamericana de Covadonga, ante el V Centenario, y el hecho de que sus muros alberguen todas las banderas de Iberoamérica junto cón la de España.


Acto seguido, el Pontífice y los miembros del Patronato se desplazaron a la cueva donde el Papa, tras diez minutos de recogimiento arrodillado ante el altar de la Santina, pronunció una oración en la que encomendó la Virgen de Covadonga a todos los asturianos y en especial a los emigrantes que ‘desde lejos, vuelven sus ojos hasta este Santuario; en espera de poder regresar a su patria”. Finalmente, el Pontífice regaló un rosario que puso en las manos de la Virgen.

A las 9.30 y ante más de siete mil personas que se habían desplazado al lugar desde las 4 de la mañana, dio comienzo la misa en la explanada de la basílica. En la homilía, el Papa —al que le acompañaban el cardenal secretario de Estado, Agostino Casaroli, y el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Angel Suquía,entre otros— resaltó la importancia de Covadonga como cuna del renacer cristiano de España.



El Papa señaló que “Covadonga es una de las primeras piedras de la Europa cuyas raíces cristianas ahondan en su historia y en su cultura.
Al término de la eucaristía concelebrada con 25obispos de toda España y 150 sacerdotes, el Papa improvisó unas palabras de despedida en las que manifestó que éste es un lugar para agradecer la calurosa acogida de Galicia, Asturias y España entera” .

Tras presenciar varios bailes de grupos folklóricos, el Papa saludó a los enfermos y a una representación de monjas de clausura que había seguido en primera fila la misa y abandonó el lugar minutosdespués que el príncipe Felipe, presente en todos los actos.

En los Picos de Europa


Al filo del mediodía. el Papa subió abordo del helicóptero “Super Puma” en el que se desplazó
hasta el cercano Parque Nacional, en compañía de un reducido séquito,para dar un paseo por esta
zonade los Picos de Europa y, más en concreto, por los lagos de Enol y Ercina, en cuyas inmediaciones realizó una comida campestre compuesta por tortilla de patatas, filete empanado y “casadielles”, un postre típico asturiano a base de nueces.

Mientras tanto, el príncipe Feupe almorzaba con los miembros del Patronato de Covadonga en el
hotel Pelayo para más tarde trasladarse a Cangas de Onís y de allí, en helicóptero, hasta el aeropuerto de Asturias desde donde emprendió vuelo a Madrid alrededor de las 4 de la tarde.

A esa hora, el Papa, ya de regreso a Covadonga, abandonaba el lugar en un Mercedes blindado
hasta la entrada.de la que fue primera capital del reino: Cangas de Onis, donde se subió al “Papamóvil” para hacer el último trayecto público de su visita a Asturias y España ante la multitud que se agolpaba en las calles.

Desde este lugar, el Papa emprendió viaje en helicóptero hasta Ranón, el aeropuerto de Asturias,
donde, pasadas las 6 de la tarde y tras entrevistarse por espacio de veinte minutos con el presidente
del Gobierno, Felipe González, que le dio la despedida, emprendióvuelo hacia Roma en el avión
de Alitalia que. le había traído en esta su tercera visita a España

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