martes, 28 de septiembre de 2010

Ermisenda ó Ermesinda

Reina de Leon. Fue hija del rey D. Pelayo, y no de D. Favila como muchos han creido: su padre la casó con D. Alfonso, hijo de D. Pedro, duque de Cantabria, descendiente de la casa real de Leovigildo y Recaredo, en quien concurrian ademas de tan insigne alcurnia, la nobleza del alma , la prudencia y el valor que, si son tan apreciables en todos tiempos, lo eran mucho mas en la primera época de nuestra reconquista. Muerto D. Favila ascendió al trono Doña Ermisenda en 739; y los cristianos que tenian bien conocida la  pericia militar de D. Alfonso, le eligieron por principe, y es el primero de aquel nombre entre los reyes de Leon. No tardó D. Alfonso en mostrarse reconocido á los leoneses y justificar el acierto de su eleccion, pues se le vió reunir tropas y (segun la expresion del P. Florez), «como un rayo de la guerra descargar su fuerza irresistible sobre los pueblos dominados por los bárbaros, que arrancó de su tiránico dominio, haciendo á su mujer reina de muchas mas ciudades que su padre.»
Doña Ermisenda tuvo de D. Alfonso dos hijos que les sucedieron en el trono, y una hija; llamáronse Fruela, Vimarano y Adosinda: fue muy querida de sus vasallos por las excelentes prendas que la adornaban , y se hizo muy notable por su piedad y devocion. Fundó con su esposo el monasterio de San Pedro de Villanueva en memoria de la catástrofe que privó de la vida á su hermano D. Favila; y á la puerta del templo se veia esculpido este rey luchando con el oso. Doña Ermisenda murió hácia el año 757, siendo su pérdida muy sentida por todos sus súbditos. Acerca del lugar donde fue sepultada andan un tanto discordes los antiguos escritores. Sandoval cree que rey y reina fueron enterrados en el monasterio de San Pedro de Villanueva que habian fundado: Ambrosio Morales lo contradice; y en fin el obispo Sebastian asegura que fueron sepultados en el monasterio de Sta. Maria, territorio de Cangas, que segun el mismo maestro Florez debe ser el de Covadonga. — Doña Ermisenda fue muy estimada y respetada de su esposo: esto sin embargo no parece que aquel rey hacia un grande escrúpulo de faltar á la fidelidad conyugal; porque es sabido queD. Alfonso I tuvo un hijo natural (el famoso Mauregato) en una criada de la misma doña Ermisenda. Y debió esta buena reina ignorar por completo aquella circunstancia, puesto qfte ningun escritor indica que fuese turbada su paz doméstica por la menor desavenencia. .

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