miércoles, 15 de junio de 2011

UN VIAJE AL PASADO DE COVADONGA

En esta ocasión nuestra particular maquina del tiempo nos ha llevado a principios del S XX. El lugar " Covadonga año 1908" . Y aunque ya hace mas de 100 años de esto, a mas de uno, los nombres que mencionaremos les resultaran un tanto famliares.




Los seis beneficiados tienen su casa y huerta, en la ladera húmeda donde se junta la cola del Deva con el Guarrizas . Viven allí el organista, Sr. Vieya ; el maestro de ceremonias , Don Domingo Caso Fernández y los capellanes, que trabajan en sus huertas. Don Domingo Fernández Mel cultiva además las colmenas, tan abundantes en las grietas de las rocas de Covadonga.






Frente a estas casas, al otro lado del río, se alza la fachada de piedra del Mesón del Peregrino. En torno a él viven Pacho y Julia, y José Benito, el que cuida el cable de los vagones de la mina. En la explanada alta, a la izquierda de las casas de los canónigos, y arrimados al monte, se levantan los barracones de los mineros, que suben cada día a Los Lagos para trabajar en La Buferrera. Un poco más alejado está el Polvorín y, junto a la Casona la cabina del operario del teléfono, que se instalo cuando las obras de la Basílica. Acercándose a La Cueva, delante de la fonda de la gruta, trabajan los obreros en la construcción ya bastante avanzada de un hostal moderno, para peregrinos exigentes.



En la fonda trajinan, como cocheros y transportistas Pedregal y Ramonín. Arriba, en el transito del claustro, tienen su taller Roberto, el relojero, que compone y crea en el tabuco inverosímil pequeñas obras de artesanía maestra.
Subiendo por la escalera de las promesas asoma la covachuela donde venden objetos piadosos Carmona y Elena, antiguas buhoneras que ahora se dedican de medallas y recuerdos. Bajando hacia el camino está el chigre de Manolón, el de Sebastiana Riestra; la Casina. Cerca de él la “casa del inglés”; el ingeniero de las minas, don Guilermo Mac Kenzia y su familia, y su chófer, Pepín Sierra.







Saliendo al camino, en el recodo, la fonda de la Roxa, Leonor, o también bar de Hermenegildo. Según se baja, ya en dirección La Riera, se alinea un bloque de casas donde viven Ruperto, el carretero viejo, Manuel Casero, el fotógrafo, el carnicero y algunas familias más. Abajo del todo, en el Repelao, se están rematando las obras de la estación de Covadonga, y la fondita de la estación. Allí van a vivir los Dosal, el Chlupo y algún que otro empleado.





Todos los vecinos de Covadonga desenvuelven su existencia su en torno a las actividades y despliegue del culto: sacristanes, fondistas, transportistas, vendedores de objetos piadosos y una gran parte de los habitantes de lo que va a ser el pueblo de Covadonga de los canteros que vinieron a labrar la Basílica y que se quedaron aquí

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