jueves, 16 de junio de 2011

José María Martínez


El cuerpo estaba frío como una lagartija. Apareció sobre las vías del tren panza arriba, arrimado a un fusil y desjarretado con un tiro en el pecho. En Sotiello se escuchó por la mañana a alguien gritar: «¡Hay un muerto en el Peñón!». Todos los niños corrieron hasta el lugar donde descansaba el cadáver. La figura alargada del cuerpo no les impresionó. Era un tipo fuerte, parecía una ballena herida y varada sobre las vías de un tren. Una levísima fragancia a muerto despertó aún más la curiosidad de los niños que lo encontraron. Cuando reconocieron su rostro, descubrieron entonces su irónica sonrisa. Escaparon horrorizados gritando «Es José María Martínez».


El líder cenetista más importante de Gijón en la Revolución de Octubre de 1934 había sido asesinado cernida la madrugada.


José Luis Martínez nació en Cangas de Onís en 1884. Cuando la familia se trasladó a Gijón, José María Martínez entró a trabajar como botellero en la Fábrica de Cristales La Industria y después pasó a ser obrero metalúrgico. Sería a comienzos del siglo XX cuando iniciara su actividad sindical, fundando el primer sindicato anarquista de mineros asturianos, «El despertar del minero en Langreo», del que José María Martínez fue secretario. Para entonces, ya era un perseguido político y se le conocía como José Riestra.


Un hombre de acción
En la huelga de 1914 en el valle de Langreo contra el alza del precio del pan, pistola en mano, arengó a la multitud de La Felguera, se enfrentó a la Guardia Civil rompiendo el cordón militar y asaltó a la cabeza de la multitud la panadería de Enrique Menéndez.

José María Martínez era un hombre de acción al que le costaba enfrentarse a la muerte tanto como fumarse un cigarrillo. Nunca le tembló el pulso a la hora de apretar el gatillo de un 9 largo. Solía decirle a su mujer, cada vez que salía de la cárcel, que su lucha no buscaba mejorar el presente, sino a las generaciones futuras. No luchaba por las personas, sino por el futuro.

En 1919 ya era un destacado dirigente cenetista. En el congreso nacional de la CNT, José María Martínez y Manuel Álvarez representaban a 3.342 afiliados del sector metalúrgico de Gijón. En relación a la posible unificación con la UGT, Martínez defendió la necesidad de unir a todo el proletariado español en un solo organismo a fin de llevar a cabo la transformación proyectada de España. Para el destacado de la CNT asturiana eran los trabajadores los que ansiaban esa unión y los dirigentes de los dos organismos quienes la rechazaban.

José María Martínez se consideraba discípulo de Eleuterio Quintanilla y fue uno de los impulsores de la Alianza Obrera que hizo posible el estallido revolucionario de 1934 en Asturias. Había convencido a los suyos y a los socialistas asturianos. El pacto de la alianza estaba sellado con su nombre


La Nueva España

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