El veterano palista cumplió su propósito de palear el panameño río Chagres, desde su nacimiento hasta el Caribe
Arriondas, J. M. CARBAJAL Lne.es » Oriente
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Juan Manuel Feliz Granda, natural de Coviella (Cangas de Onís), uno de los mejores piragüistas asturianos de todos los tiempos, regresó el pasado martes a Asturias después de acometer su última aventura: recorrer el río Chagres, en Panamá, desde su nacimiento hasta la desembocadura en el mar Caribe. En esa andadura contó con la compañía de Carlos Martínez Campos, presidente de la Sociedad Geográfica Española.
Una de las grandes anécdotas de la nueva experiencia fluvial de Juan Manuel Feliz fue el vertido en el Chagres de una pequeña botella que había llevado al país centroamericano y que contenía agua del río Sella, como si se tratara de un hermanamiento entre ambas cuencas. El veterano palista asturiano llenó el mismo botellín con agua del Chagres para repetir ese simbólico detalle en Sella.
«En agosto, antes del Descenso Internacional del Sella, verteremos con la misma botella el agua del Chagres en el Sella», desveló Feliz, nada más regresar a tierras panameñas a su domicilio de El Portazgo, en las inmediaciones de la villa de Arriondas. Además, el afamado piragüista se encargó de hacer llegar una invitación del Comité Organizador del Descenso Internacional del Sella (Codis) a los palistas panameños interesados en participar en la próxima edición de la Fiesta de las piraguas de Asturias, a primeros de agosto.
La aventura del Chagres se dividió en cuatro duras etapas. La primera de ellas tuvo lugar el día 1 de febrero y consistió en ascender al Cerro Jefe (1.007 metros de altitud), la cumbre más alta del Istmo centroamericano y del parque nacional de Chagres. En ese lugar nace el río y, al mismo tiempo, se pueden avistar, en días despejados, los dos océanos -Atlántico y Pacífico-, el canal de Panamá, el parque nacional y el río Chagres. «El día estuvo lluvioso y las nubes estaban sobre el Cerro Jefe. No pudimos ver los dos océanos a la vez», explicó Juan Manuel Feliz.
La segunda etapa, el 2 de febrero, se desarrolló en el Alto Chagres, con cinco horas de rafting. Embarcaron en el río Piedras, afluente del Chagres, pasando por poblados de indios de la etnia Emberá, desembarcando finalmente en Puerto Corotu, a orillas del lago Alajuela. «Para llegar al río Piedras tuvimos dos horas de conducción en todoterreno y otras dos de treking por la selva con dos mulas que cargaban las balsas y el resto del equipo», detalló el veterano palista, vencedor del Descenso del Sella, en la modalidad de K-2, en 1968, y preseleccionado para los Juegos Olímpicos de México de aquel mismo año.
La tercera etapa, desde el lago Alajuela y Chagres Medio hasta Gamboa tuvo lugar el 3 de febrero, en cayuco y en kayak. Salieron desde Puerto Corotu hasta la presa Maden por el lago Alajuela, en cayuco, para continuar desde la presa hasta Gamboa por el Chagres, en kayak. En Gamboa el río Chagres llega al lago Gatún, parte fundamental del canal de Panamá.
«Cerca de Gamboa pudimos encontrar en la orilla, tapado por la selva, las ruinas de la Venta de Cruces, lugar donde en la época española se iniciaba el recorrido con mulas cuando se pasaba del Atlántico al Pacífico; era el denominado Camino de Cruces», manifestó Feliz Granda, economista especializado en Comercio Exterior, y miembro de la Sociedad Geográfica Española. La cuarta y última etapa fue el 4 de febrero, desde lago Gatún a la desembocadura del Chagres. Primero acometieron la travesía por el lago hasta las esclusas de Gatún. Seguidamente, la ruta desde la presa el Chagres hasta su desembocadura en el Caribe.
La aventura finalizó en el castillo de San Lorenzo, construido por los españoles para proteger la desembocadura del Chagres del ataque de los piratas ingleses. «En este último tramo vertimos una botella de agua del Sella», apuntó Feliz, asiduo al Sella en la categoría «centenarios», tripulando la piragua junto con Miguel Ángel Cuétara (SCD Ribadesella).
En esta oportunidad, Feliz no remó el lago Gatún, lo paleó en cayuco en 2007, pues para ello es necesario disponer de un permiso especial que debe expedir la autoridad del canal de Panamá. Y es que el Chagres tiene una peculiaridad que le hace único en el mundo: que vierte aguas al Atlántico y al Pacífico, debido a que el lago Gatun es parte del canal de Panamá y, por el sistema de funcionamiento de las esclusas, el agua va unas veces a un océano y otras al otro. En Panamá Feliz coincidió con el emigrante cangués Benito González, que reside en la ciudad de Colón.
Una de las grandes anécdotas de la nueva experiencia fluvial de Juan Manuel Feliz fue el vertido en el Chagres de una pequeña botella que había llevado al país centroamericano y que contenía agua del río Sella, como si se tratara de un hermanamiento entre ambas cuencas. El veterano palista asturiano llenó el mismo botellín con agua del Chagres para repetir ese simbólico detalle en Sella.
«En agosto, antes del Descenso Internacional del Sella, verteremos con la misma botella el agua del Chagres en el Sella», desveló Feliz, nada más regresar a tierras panameñas a su domicilio de El Portazgo, en las inmediaciones de la villa de Arriondas. Además, el afamado piragüista se encargó de hacer llegar una invitación del Comité Organizador del Descenso Internacional del Sella (Codis) a los palistas panameños interesados en participar en la próxima edición de la Fiesta de las piraguas de Asturias, a primeros de agosto.
La aventura del Chagres se dividió en cuatro duras etapas. La primera de ellas tuvo lugar el día 1 de febrero y consistió en ascender al Cerro Jefe (1.007 metros de altitud), la cumbre más alta del Istmo centroamericano y del parque nacional de Chagres. En ese lugar nace el río y, al mismo tiempo, se pueden avistar, en días despejados, los dos océanos -Atlántico y Pacífico-, el canal de Panamá, el parque nacional y el río Chagres. «El día estuvo lluvioso y las nubes estaban sobre el Cerro Jefe. No pudimos ver los dos océanos a la vez», explicó Juan Manuel Feliz.
La segunda etapa, el 2 de febrero, se desarrolló en el Alto Chagres, con cinco horas de rafting. Embarcaron en el río Piedras, afluente del Chagres, pasando por poblados de indios de la etnia Emberá, desembarcando finalmente en Puerto Corotu, a orillas del lago Alajuela. «Para llegar al río Piedras tuvimos dos horas de conducción en todoterreno y otras dos de treking por la selva con dos mulas que cargaban las balsas y el resto del equipo», detalló el veterano palista, vencedor del Descenso del Sella, en la modalidad de K-2, en 1968, y preseleccionado para los Juegos Olímpicos de México de aquel mismo año.
La tercera etapa, desde el lago Alajuela y Chagres Medio hasta Gamboa tuvo lugar el 3 de febrero, en cayuco y en kayak. Salieron desde Puerto Corotu hasta la presa Maden por el lago Alajuela, en cayuco, para continuar desde la presa hasta Gamboa por el Chagres, en kayak. En Gamboa el río Chagres llega al lago Gatún, parte fundamental del canal de Panamá.
«Cerca de Gamboa pudimos encontrar en la orilla, tapado por la selva, las ruinas de la Venta de Cruces, lugar donde en la época española se iniciaba el recorrido con mulas cuando se pasaba del Atlántico al Pacífico; era el denominado Camino de Cruces», manifestó Feliz Granda, economista especializado en Comercio Exterior, y miembro de la Sociedad Geográfica Española. La cuarta y última etapa fue el 4 de febrero, desde lago Gatún a la desembocadura del Chagres. Primero acometieron la travesía por el lago hasta las esclusas de Gatún. Seguidamente, la ruta desde la presa el Chagres hasta su desembocadura en el Caribe.
La aventura finalizó en el castillo de San Lorenzo, construido por los españoles para proteger la desembocadura del Chagres del ataque de los piratas ingleses. «En este último tramo vertimos una botella de agua del Sella», apuntó Feliz, asiduo al Sella en la categoría «centenarios», tripulando la piragua junto con Miguel Ángel Cuétara (SCD Ribadesella).
En esta oportunidad, Feliz no remó el lago Gatún, lo paleó en cayuco en 2007, pues para ello es necesario disponer de un permiso especial que debe expedir la autoridad del canal de Panamá. Y es que el Chagres tiene una peculiaridad que le hace único en el mundo: que vierte aguas al Atlántico y al Pacífico, debido a que el lago Gatun es parte del canal de Panamá y, por el sistema de funcionamiento de las esclusas, el agua va unas veces a un océano y otras al otro. En Panamá Feliz coincidió con el emigrante cangués Benito González, que reside en la ciudad de Colón.
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