Venancio Blanco, fundador del Club Tinetense Residencia Asturiana de Buenos Aires, recogerá el día 5 de septiembre la Medalla de Plata de Asturias
M. SANTIAGO PÉREZ. TINEO. EL COMERCIO
http://www.elcomerciodigital.com/aviles/20080817/occidente/hombre-bueno-20080817.html
A menudo, la bondad o maldad de las personas es una cuestión subjetiva de quien califica. Sin embargo, en el caso de Venancio Blanco hay unanimidad: es un hombre bueno. Hasta hace poco, era un desconocido para la mayoría de los asturianos, pero con la concesión de la Medalla de Plata de Asturias, algunos más lo conocen. A él y a su obra, porque el Principado le ha otorgado el galardón por «la puesta en marcha en Buenos Aires de una residencia para ancianos de origen español y asturiano»: el centro Club Tinetense Residencia Asturiana de Buenos Aires.
Para Venancio Blanco (La Riera, Cangas de Onís, 1927) la solidaridad no es sólo un concepto. Es su práctica diaria. Su infancia, marcada por la República y la tragedia de la Guerra Civil, conoce la escasez, el estraperlo y el odio acumulado por los vencedores y la resignación de los vencidos.
Un hombre comprometido como lo es este ebanista de profesión, no pudo permanecer inactivo ante los infortunios que padecían sus semejantes en Argentina, donde llegó en 1958, y donde, pocos meses después, recibió a su esposa -con la que vivió 61 años, hasta su fallecimiento- y a sus tres hijos. Por eso, junto con otros emigrantes, decidieron crear la residencia de ancianos que hoy es el Club Tinetense Residencia Asturiana, cuyo lema lo dice todo: «Al servicio de ancianos y discapacitados».
El Club Tinetense fue fundado allá por 1932 y la Residencia Asturiana se creó en 1983 y ya desde sus orígenes tenía por misión el cuidado de los ancianos, objetivo que se lograba gracias a las aportaciones de algunos emigrantes pudientes. Ambas instituciones fueron languideciendo hasta que un grupo de personas, encabezadas por Blanco, decidieron fusionarlas.
Así, el 12 de febrero de 1996 se inauguró la actual residencia que tiene 94 residentes, aunque las tres plantas del edificio tienen capacidad para 114 personas. Además, en el centro hay 42 trabajadores, que atienden las necesidades de los ancianos, a los que también se presta asistencia médica.
El único requisito para poder ingresar en la institución es ser español. Los residentes aportan el 75% de su pensión, que ronda los 600 pesos mensuales (unos 130 euros), frente al coste real de cada residente, que alcanza los 1.800 pesos (aproximadamente, 395 euros).
Pero ofrecer un servicio tan importante, sería imposible sin el apoyo que le prestan tanto el Gobierno Español como el Principado, que este año le concedió 143.200 euros para sufragar los gastos de 43 plazas para emigrantes asturianos sin recursos económicos. También algunos ayuntamientos han destinado partidas económicas para contribuir a los gastos de mantenimiento. Así, Tineo tiene una partida de 6.000 euros destinados a este fin, a cuyo frente siempre ha estado Venancio.
Reconocimientos
Y hoy, a sus 81 años, sus fuerzas, que aún son muchas, están dedicadas al Club Tinetense. Todos los días por la mañana, tras media hora de natación, se encamina al trabajo a gestionar el centro. La hora de salida nunca se sabe. Por eso, los emigrantes que residen en Buenos Aires sienten hacia este hombre, honrado y trabajador, un enorme respeto y cariño.
Así, no es de extrañar que el Club Tinetense Residencia Asturiana también sea un referente. En 1993, el centro fue galardonado con el Premio INSERSO y recibió la Medalla de Oro de la Emigración en 2003. Y el propio Venancio recibió el reconocimiento del Rey de España, que le otorgó, en 1996, la Cruz de Caballero de la Orden del Mérito Civil, y, el 27 de julio, recibió el nombramiento de Vaqueiro de Honor. También hace poco, la Federación Internacional de Centros Asturianos le concedió la Carabela 2008 y el 5 de septiembre recogerá la Medalla de Plata de Asturias.
Venancio escucha y habla lo necesario. Es un hombre al que le gusta llegar a acuerdos y sabe esperar. Los sinsabores del pasado quedaron allí y su objetivo es el Club Tinetense Residencia Asturiana, pues sabe que es el rincón donde los asturianos y españoles menos favorecidos podrán acogerse. Años de esfuerzos y de incomprensiones, de solicitar apoyos para los demás lo han convertido en lo que hoy es: un hombre bueno.
M. SANTIAGO PÉREZ. TINEO. EL COMERCIO
http://www.elcomerciodigital.com/aviles/20080817/occidente/hombre-bueno-20080817.html
A menudo, la bondad o maldad de las personas es una cuestión subjetiva de quien califica. Sin embargo, en el caso de Venancio Blanco hay unanimidad: es un hombre bueno. Hasta hace poco, era un desconocido para la mayoría de los asturianos, pero con la concesión de la Medalla de Plata de Asturias, algunos más lo conocen. A él y a su obra, porque el Principado le ha otorgado el galardón por «la puesta en marcha en Buenos Aires de una residencia para ancianos de origen español y asturiano»: el centro Club Tinetense Residencia Asturiana de Buenos Aires.
Para Venancio Blanco (La Riera, Cangas de Onís, 1927) la solidaridad no es sólo un concepto. Es su práctica diaria. Su infancia, marcada por la República y la tragedia de la Guerra Civil, conoce la escasez, el estraperlo y el odio acumulado por los vencedores y la resignación de los vencidos.
Un hombre comprometido como lo es este ebanista de profesión, no pudo permanecer inactivo ante los infortunios que padecían sus semejantes en Argentina, donde llegó en 1958, y donde, pocos meses después, recibió a su esposa -con la que vivió 61 años, hasta su fallecimiento- y a sus tres hijos. Por eso, junto con otros emigrantes, decidieron crear la residencia de ancianos que hoy es el Club Tinetense Residencia Asturiana, cuyo lema lo dice todo: «Al servicio de ancianos y discapacitados».
El Club Tinetense fue fundado allá por 1932 y la Residencia Asturiana se creó en 1983 y ya desde sus orígenes tenía por misión el cuidado de los ancianos, objetivo que se lograba gracias a las aportaciones de algunos emigrantes pudientes. Ambas instituciones fueron languideciendo hasta que un grupo de personas, encabezadas por Blanco, decidieron fusionarlas.
Así, el 12 de febrero de 1996 se inauguró la actual residencia que tiene 94 residentes, aunque las tres plantas del edificio tienen capacidad para 114 personas. Además, en el centro hay 42 trabajadores, que atienden las necesidades de los ancianos, a los que también se presta asistencia médica.
El único requisito para poder ingresar en la institución es ser español. Los residentes aportan el 75% de su pensión, que ronda los 600 pesos mensuales (unos 130 euros), frente al coste real de cada residente, que alcanza los 1.800 pesos (aproximadamente, 395 euros).
Pero ofrecer un servicio tan importante, sería imposible sin el apoyo que le prestan tanto el Gobierno Español como el Principado, que este año le concedió 143.200 euros para sufragar los gastos de 43 plazas para emigrantes asturianos sin recursos económicos. También algunos ayuntamientos han destinado partidas económicas para contribuir a los gastos de mantenimiento. Así, Tineo tiene una partida de 6.000 euros destinados a este fin, a cuyo frente siempre ha estado Venancio.
Reconocimientos
Y hoy, a sus 81 años, sus fuerzas, que aún son muchas, están dedicadas al Club Tinetense. Todos los días por la mañana, tras media hora de natación, se encamina al trabajo a gestionar el centro. La hora de salida nunca se sabe. Por eso, los emigrantes que residen en Buenos Aires sienten hacia este hombre, honrado y trabajador, un enorme respeto y cariño.
Así, no es de extrañar que el Club Tinetense Residencia Asturiana también sea un referente. En 1993, el centro fue galardonado con el Premio INSERSO y recibió la Medalla de Oro de la Emigración en 2003. Y el propio Venancio recibió el reconocimiento del Rey de España, que le otorgó, en 1996, la Cruz de Caballero de la Orden del Mérito Civil, y, el 27 de julio, recibió el nombramiento de Vaqueiro de Honor. También hace poco, la Federación Internacional de Centros Asturianos le concedió la Carabela 2008 y el 5 de septiembre recogerá la Medalla de Plata de Asturias.
Venancio escucha y habla lo necesario. Es un hombre al que le gusta llegar a acuerdos y sabe esperar. Los sinsabores del pasado quedaron allí y su objetivo es el Club Tinetense Residencia Asturiana, pues sabe que es el rincón donde los asturianos y españoles menos favorecidos podrán acogerse. Años de esfuerzos y de incomprensiones, de solicitar apoyos para los demás lo han convertido en lo que hoy es: un hombre bueno.
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