sábado, 26 de enero de 2008

CELESTINO JOSÉ ALONSO VILLAR,

Beatos Mártires del Siglo XX en España

Mártires de la Familia Dominicana


Nació el 15 de junio de 1862 en Margolles, Cangas de Onís (Asturias), bautizado el mismo día, confirmado en 1872; decidió su ingreso en la vida religiosa a los 17 años, tras participar en una misión predicada por los padres jesuitas en Cangas de Onís; para ello se preparó con el estudio del latín ayudado por un sacerdote en Infiesto. Tomó el hábito en el convento de Corias (Asturias) el 1º de julio de 1881 y profesó el 2 de julio del siguiente año. Una vez cursada la filosofía y teología se ordenó presbítero en Oviedo, el 19 de junio de 1886; obtuvo el título de lector en teología; destinado después al colegio de Vergara (Guipúzcoa) donde realizó una gran labor entre el alumnado, destacando en el campo de las ciencias exactas. En 1904 pasó a Corias como prior; cuatro años más tarde retornó a Vergara, también como prior; con dotes de gobierno, sabía mezclar una exquisita bondad con la energía oportuna; verdadero padre para los súbditos y muy estimado entre los alumnos; en 1912 lo nombraron maestro de novicios en Corias, y después desempeñó el oficio de ecónomo conventual; afectuoso, comprensivo y consejero acertado; se le encargó la fundación de la casa de Navelgas (Asturias), quedando de superior y director de la escuela apostólica allí establecida. En 1930 lo nombraron superior de la casa de La Felguera (Asturias); vivió aquí la revolución de octubre de 1934, dando claro testimonio de fidelidad y prudencia. Desde el 5 de octubre de 1933, sin embargo, tenía confiada de nuevo como superior la comunidad de Navelgas.Citado por el comité de Navelgas acudió a su sede en la tarde de 7 de agosto de 1936; sus hermanos lo acompañaron con el rezo del rosario; impusieron una aportación económica al convento, en que estaban todavía los alumnos aspirantes a la vida religiosa; el 12 de agosto fue apresado con el P. Gregorio Díez Pérez, incluido en esta Causa y, a pesar de su ancianidad, obligado a trabajos de reconstrucción de un puente; los dejaron retornar al convento, pero el día 16 lo detuvieron de nuevo con el mencionado P. Gregorio, P. Santiago Franco y Fr. Abilio Sáiz; los niños del colegio quedaron solos, llorando. Llevaron a los detenidos a la cárcel instalada en los bajos del cuartel de la guardia civil, donde oraron de manera continua y hay indicios de que lograron celebrar la Eucaristía. Fueron martirizados en la madrugada del 17 al 18 de agosto en el paraje de La Tejera, de Navelgas, invocando a Cristo Rey. Al P. Celestino no lograron despojarle de su hábito.

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