El parador de Cangas tendrá museo

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El parador de Villanueva también será un museo. Una iniciativa que permitirá a los huéspedes disfrutar de un recorrido por el interior del monumento y así sumergirse en su historia, arquitectura, arte y leyendas. El proceso de musealización abarcará a los 50 paradores españoles ubicados en edificios históricos, aunque el de Cangas de Onís, por su atractivo, se encontrará entre los diez primeros que contarán con este extra. Según explicaba recientemente el presidente de paradores, Miguel Martínez, este proyecto tiene «un motivo muy sencillo, pero con un objetivo enormemente ambicioso. Sabemos que nuestros paradores poseen una riqueza histórica, artística y arquitectónica muy importante. Una riqueza que, sin embargo, pasaba desapercibida, al menos en parte, para muchos de nuestros clientes, y también para los propios ciudadanos que viven en lugares donde hay un parador . Y pasaba desapercibida porque no existía ni la información ni los medios necesarios para poder conocer toda esa grandeza. Pues bien, esa carencia, ese déficit de información ha terminado», subrayó en la presentanción del proyecto similar que se desarrolló ya en la localidad andaluza de Úbeda.



Una vez se ponga en marcha el proyecto, aquellos que quieran visitar el parador-museo, recibirán un folleto-guía que les permitirá recorrer los puntos más importantes del edificio. También se colocarán unos soportes informativos, que junto a textos explicativos (bilingües, en castellano e inglés) incluyen numerosas fotografías, planos e ilustraciones. Estos contenidos, explicaba ayer el director del parador de Cangas de Onís, Francisco Javier Álvarez, están siendo ya recopilados para, en cuanto sea posible, hacer un proyecto concreto.


Y es que el Parador de Villanueva tiene muchos secretos en su interior. El antiguo monasterio benedictino es Monumento Nacional desde 1907 y está considerado una de las obras cumbre del Románico en Asturias. La tradición atribuye a Alfonso I El Católico, yerno de Pelayo, la fundación de este cenobio como templo y panteón real sobre el palacio de su cuñado Favila, allá por el año 750. Sin embargo no se conserva testimonio material alguno de esa construcción prerrománica. Lo que sí se conserva es la iglesia románica, con la torre y el claustro barrocos. También se conservan restos del antiguo claustro románico. La portada barroca del monasterio exhibe sobre la puerta adintelada un frontón con hornacina en su tímpano y los escudos real y de la congregación de San Benito de Valladolid.Y la joya es la iglesia, de planta rectangular y una única nave tras la reforma que sufrió en 1777. Conserva la cabecera de tres ábsides semicirculares, comunicados entre ellos y construidos en sillar. El arco del triunfo, apoyado en columnas con capiteles decorados con motivos románicos es sobresaliente, así como los motivos escultóricos de sus portadas y la calidad artística de los canecillos que adornan el alero del edificio