lunes, 23 de mayo de 2011

Castillo de Peña Manil por José Manuel González y F. Valles

Peña Manil es una elevación con vestigios de un castillo, inmediata al lugar de Cebia, en el término parroquial de Labra, concejo de Cangas de Onis. Tiene 504 metros de altitud sobre el nivel del mar una altura de 400 metros sobre el río de Zardón, afluente del Sella, que corre por su base NE., 180 metros sobre el collado donde se asienta Cebia, por el SO., y 130 sobre sus estribaciones del SE. Desde Peña Manil se avista un amplísimo horizonte, especialmente hacia el sur, con los Picos de Europa al fondo.



El castillo de Peña Manil ocupaba la estrecha cima del monte, en la que aun pueden reconocerse sus vestigios. Es una cresta alargada de Este a Oeste, de 45 a 50 metros de longitud, recta por su lado Norte y en arco convexo por el opuesto, de unos 17 metros de anchura en su parte media.


Su superficie es irregular, especialmente en la mitad oriental donde resaltan peñascos y escotaduras. La ladera septentrional de la cima desciende verticalmente un gran trecho, mientras la meridional está constituida por un lapiaz muy pendiente.


Los vestigios visibles del castillo están integrados por la piedra caliza suelta de sus derruidas construcciones, que aparece en bastante cantidad bajo el borde arqueado del lado, meridional de la cima, procedente en su mayor parte quizá del muro que bordeaba la superficie por aquel lado, del que parece reconocerse el arranque en el extremo occidental de la misma. Entre la piedra se ven muestra de la argamasa de cal con que se asentaron los materiales de las antiguas construcciones. En el extremo oriental y en lo más alto de la superficie, existen hoyos irregulares hechos en el césped y en la roca. No se ven entre los restos fragmentos de teja de ninguna especie, pero si fueron recogidos tres trozos de cerámica


En agosto de 1906, realizó excavaciones en Peña Manil H. Alcalde del Río., quien creyó hallarse ante un baluarte de los primeros tiempos de de la Reconquista, y halló algunos objetos de metal y fragmentos de cerámica. De tales excavaciones, todavía existe algún recuerdo en Cebia, donde un vecino indicó al que suscribe que habían sido halladas monedas.


Los naturales de la comarca relacionan los vestigios de Peña Manil con los moros y localizan tesoros en el emplazamiento del desaparecido castillo, según dice esta estrofa oída en Labra y Cebia, que también recogió Alcalde de Río.






En la Peña Manil
Donde primero risca el sol primero,
Hay una piel de buey pinto
Atacada de dinero.






Alcalde del Río hizo excavaciones en agosto de 1906 en Peña Manil (Labra) y desde aquí escribe el día 8 a Soto Cortés que se hallaba entonces en Oviedo. En la carta, a la que acompaña unos dibujos hechos por el administrador del Palacio , Don Felipe Escandón, le dice : Ayer de madrugada, acompañado por el señor Escandón y dos obreros me he dirigido al alto de peña Manil a hacer exploraciones , ocupándome de ellas todo el día . Los resultados no han podido ser mejores según verá V. por los dibujos de esta carta. Hoy he dedicado el día a descansar para recobrar fuerzas y dedicar de nuevo el día de mañana a proseguir la empresa comenzada ayer.




Creo que de esta fecha va a encontrar V. notablemente aumentadas sus colecciones arqueológicas y la historia local tal vez datos muy significativos para el estudio de los primeros tiempos de la Reconquista. Por otra parte olfateo que estoy ante un baluarte de las huestes de Pelayo, ya veremos que resulta….” El ultimo párrafo de la carta en que se relaciona el hallazgo con la Reconquista es debido a los objetos de metal encontrados (que en las notas se señalan como de cobre con baño de oro y de carácter bizantino), sin duda por llevar decoración a base de placas circulares que en su interior se adornan con una cruz.


Uno de los dibujos representa una tira estrecha rectangular que se dobla formando ángulo, en cuyo vértice parece tener un pequeño orificio, decorada con cinco círculos sobre los cuales van otros más pequeños que llevan, como hemos dicho, en el centro, una cruz, y que media 5,5 cm., pues el dibujo, de 10 cm. era doble de su tamaño natural. Otro dibuja un aro circular, probablemente un torques, cuyos extremos finalizan en forma esférica. Al dorso de la hoja en que figuran estos dos objetos metálicos está escrito el siguiente verso, acaso popular: “En la Peña Manil donde risca el sol primero está el cuero de un buey pinto- atacado de dinero”. Además de los anteriores, se encuentran entre los documentos de Soto Cortés otros dibujos de trozos de cerámica hallados en la misma excavación.


Las piezas de cerámica se encuentran en labra, mas las metálicas no se conservan en la colección. Los fragmentos de vasijas, bastante numerosos, pertenecen a cerámica incisa, en pasta tosca, gruesa, y, además, mal cocida. Están decorados con líneas en el sentido circular de la vasija y perpendiculares u oblicuas a éstas.


Dos pies de copas, de unos 5 cm. de diámetro, planas por la parte inferior y con círculos concéntricos incisos por la parte superior; una copa de forma semiesférica sin decoración y con base idéntica a las descritas, y una olla de forma común en cerámica más cocida, más oscura y más trabajada, con franjas de líneas incisas e inclinadas formando entre si ángulos y que tiene un trozo roto en su bocal, proceden también de Peña Manil y se encuentran en la colección “




Los vestigios del castillo de Peña Manil fueron recogidos por el autor, acompañado al efecto por Jesús Manuel García en Julio de 1970

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