Sorprendidos los Sarracenos con la novedad de haber elegido Rey los Españoles en Asturias, y rezelosos de que el valor de Don Pelayo fuese un poderoso obstáculo al seguro establecimiento de su dominacion determinaron cortar por la raiz y en los principios un daño , que el descuido y el abandono harian necesariamente ó muy ominoso, ó incurable. Juntáron para esto un poderoso exercito , que mandado por Alkaman, uno de los mas acreditados Caudillos de los Infieles , y que en compañía de Tarek habia sido de los primeros que comenzaron la conquista , entró sin la menor oposicion hasta el territorio de Cangas de Onis , penetrando á lo mas áspero y escabroso del pais que ocupaba Don Pelayo, el qual reconociendo la superioridad enorme de los enemigos, fortificó con los pocos soldados, que le asistían, un eminente y escarpado peñasco , en que estaba naturalmente formada una cueva de muy difícil subida y entrada, y por consiguiente muy á propósito para sostener una vigorosa defensa.
Atacada pues esta natural fortaleza por los enemigos con la mayor obstinacion y denuedo, y creyendo que su superioridad podria vencer las muchas dificultades que ofrecia el atrincheramiento, y el valor de los soldados que le defendian, y las demas qué militaban á favor de la piedad de Don Pelayo y de los suyos, empezaron los Infieles á disparar enorme multitud de flechas, y otras armas arrojadizas desde lo mas profundo y estrecho del valle , las quales, ó porque no pudiendo entrar por lo reducido de la boca de la cueva , eran rechazadas por la misma peña, ó porque para confusion de sus enemigos lo dispuso así el Todo Poderoso á favor de los Fieles, hicieron tanto estrago en los Mahometanos, sobre quienes volvian á caer con duplicada fuerza , que pereció en aquel mismo sitio un asombroso numero de ellos , si acaso no están viciadas las memorias antiguas en las numeraciones, las quales refieren que ascendió al de ciento y veinte mil el numero de los que perecieron en este combate v contándose entre ellos principalmente el mismo General Alkaman y Don Opas, que le acompañaba.
No fue esta la unica perdida que experimentaron los Sarracenos en esta desgraciada expedicion , pues se cuenta , que retirándose del valle de Covadonga, que fue el lugar de la primera accion , al pasar una estrecha garganta por donde corre el rio Dobra , se desgajó una montaña y sepultó gran parte de ellos: comprobándose esto con haber sacado las crecientes de aquel rio en tiempos posteriores muchas armas y huesos de hombres.
Estos visibles favores del Cielo alentaron á aquellos celosos Christianos para la empresa, que desde luego abrazaron, de arrojar de aquellas comarcas á todos los Arabes, que residian en ellas , consiguiéndolo por medio de varios felices reencuentros , que se siguiéron a la muerte de Munuza, Gobernador de Gijon por los Mahometanos, que alcanzado en su fuga por los Españoles , fue pasado al filo de la espada en el valle de Olalles, distante tres leguas de la ciudad de Oviedo , con todas las tropas que le acompañaban.
Con estas victorias tuvo tiempo el exército de Don Pelayo para descansar, engrosándose considerablemente con la fama de ellas, sin dexar de aprovechar el nuevo Rey los mas leves momentos en el establecimiento de un gobierno justo para sus dominios, y en otras obras de piedad y religion, especialmente en la reparacion de los Templos arrumados por el furor y la insolencia de los Mahometanos. Algunos atribuyen á Don Pelayo la conquista de la ciudad de Leon , aunque sin prueba ni fundamentos eficaces ; constando ciertamente haberla hecho Don Alonso I. su yerno, á quien dexó casado con su hija Hermesenda.
Atacada pues esta natural fortaleza por los enemigos con la mayor obstinacion y denuedo, y creyendo que su superioridad podria vencer las muchas dificultades que ofrecia el atrincheramiento, y el valor de los soldados que le defendian, y las demas qué militaban á favor de la piedad de Don Pelayo y de los suyos, empezaron los Infieles á disparar enorme multitud de flechas, y otras armas arrojadizas desde lo mas profundo y estrecho del valle , las quales, ó porque no pudiendo entrar por lo reducido de la boca de la cueva , eran rechazadas por la misma peña, ó porque para confusion de sus enemigos lo dispuso así el Todo Poderoso á favor de los Fieles, hicieron tanto estrago en los Mahometanos, sobre quienes volvian á caer con duplicada fuerza , que pereció en aquel mismo sitio un asombroso numero de ellos , si acaso no están viciadas las memorias antiguas en las numeraciones, las quales refieren que ascendió al de ciento y veinte mil el numero de los que perecieron en este combate v contándose entre ellos principalmente el mismo General Alkaman y Don Opas, que le acompañaba.
No fue esta la unica perdida que experimentaron los Sarracenos en esta desgraciada expedicion , pues se cuenta , que retirándose del valle de Covadonga, que fue el lugar de la primera accion , al pasar una estrecha garganta por donde corre el rio Dobra , se desgajó una montaña y sepultó gran parte de ellos: comprobándose esto con haber sacado las crecientes de aquel rio en tiempos posteriores muchas armas y huesos de hombres.
Estos visibles favores del Cielo alentaron á aquellos celosos Christianos para la empresa, que desde luego abrazaron, de arrojar de aquellas comarcas á todos los Arabes, que residian en ellas , consiguiéndolo por medio de varios felices reencuentros , que se siguiéron a la muerte de Munuza, Gobernador de Gijon por los Mahometanos, que alcanzado en su fuga por los Españoles , fue pasado al filo de la espada en el valle de Olalles, distante tres leguas de la ciudad de Oviedo , con todas las tropas que le acompañaban.
Con estas victorias tuvo tiempo el exército de Don Pelayo para descansar, engrosándose considerablemente con la fama de ellas, sin dexar de aprovechar el nuevo Rey los mas leves momentos en el establecimiento de un gobierno justo para sus dominios, y en otras obras de piedad y religion, especialmente en la reparacion de los Templos arrumados por el furor y la insolencia de los Mahometanos. Algunos atribuyen á Don Pelayo la conquista de la ciudad de Leon , aunque sin prueba ni fundamentos eficaces ; constando ciertamente haberla hecho Don Alonso I. su yerno, á quien dexó casado con su hija Hermesenda.
Murió finalmente este glorioso Restaurador de la Monarquía de España en la Era DCCLXXV, año de Christo 737, con general sentimiento de los Proceres, y de los valerosos soldados, que tan afortunadamente habian militado baxo sus victoriosas banderas, y que con tantas ventajas habian disfrutado la rectitud y suavidad de su gobierno. Fue sepultado en la Iglesia de Santa Olaya de Velonio (1), en la comarca de Cangas de Onis, fundacion suya, y de la Reyna Doña Gaudiosa su muger.
(1) Santa Eulalia de Abamia en Corao
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