domingo, 8 de marzo de 2009

ENTERRAMIENTO AZILIENSE DE LA CUEVA DE LOS AZULES, CANGAS DE ONIS, PARTE III

De este modo pudimos destacar una serie de conjuntos que parecen tener, por distintos motivos, un significado dentro del ámbito del enterramiento:
Situado en el fondo de la fosa al mismo nivel que el cadáver, a unos 5 cm. del húmero derecho junto a la articulación del codo.
Está compuesto por los siguientes elementos:

a) Fragmento de un asta de ciervo. No presenta ninguna huella de trabajo.

b) Arpón plano de un sólo diente, con perforación en forma de ojal. Está completo y la punta se conserva perfectamente aguzada, como si nunca hubiera sido utilizado, lo que contrasta con los otros arpones encontrados en el yacimiento que aparecen rotos o desgastados en su punta. Todo ello puede indicar que fué hecho para ser colocado en la tumba y, por ello, no sufrió los desperfectos de otros útiles de hueso encontrados en el
Yacimiento.

c) Buril de ángulo sobre rotura. Sílex. Presenta huellas de uso

d) Raspador sobre lasca. Sílex

e) Raspador sobre lasca. Sílex

f) Pieza astillada. Sílex

g) Golpe de buril. Sílex.

h) Dorso rebajado sobre lasca de descortezado. Sílex. Es la única de estas características que se encontró en todo el yacimiento

j) Núcleo de sílex. Se trata de un núcleo informe —característica bastante corriente entre los núcleos encontrados en el yacimiento—; presenta fallas que lo hacen totalmente inutilizable.

k) Fragmento de un nodulo de sílex de pequeño tamaño.

1) Dos lascas de cuarcita

m) Lasca de sílex. El talón aparece machacado por golpeo.

De todos estos elementos hay uno que destaca de modo especial. Es el arpón. Se trata de un útil terminado destinado a un uso inmediato para la caza o la pesca. Los otros útiles que se encuentran aquí reunidos tienen un papel intermedio destinado a la fabricación de otros útiles (raspadores, buril y, posiblemente, el dorso rebajado), también se encuentra materia prima para la fabricación de utensilios (asta, núcleo, nodulo y lascas). A pesar de que algún elemento pueda estar aquí reunido por azar, se hace evidente que el conjunto es bastante homogéneo. La relación arpón-asta es evidente (útil-materia prima), como puede serlo la relación asta-buril-raspador, que parece indicarnos un proceso de fabricación; relación que podemos ver también en el grupo nódulo-núcleo-lacas-raspador o buril. Por ello parece —aunque debamos ser cautos en toda interpretación— que puede verse en todo ello una lógica, en cuanto que es una muestra de una serie de actividades necesarias y corrientes de cualquier cazador del
Paleolítico: pesca-caza o fabricación de útiles orientados hacia estas actividades directa o indirectamente. Este pequeño amontonamiento parece una síntesis de todos aquellos elementos que son dominantes en el yacimiento. Resulta más complicado poder deducir —y mucho más arriesgado también— si este conjunto fue colocado en la tumba como un medio de garantizar al difunto una posibilidad de seguir con sus actividades cotidianas en otra vida entendida como una prolongación idealizada de esta.
Con todo, siempre podemos ver en ello una muestra de interés por el difunto.
A unos 25 cm. de este conjunto apareció un canto plano, de tamaño regular, con huellas de haber servido de percutor. No es imposible relacionarlo con el anterior conjunto, pero la agrupación —en sentido local— es más discutible ya que lo anteriormente citado aparecía perfectamente agrupado formando un pequeño amontonamiento.

Conjunto II:
Agrupados bajo la tibia derecha y mezclados con abundante
colorante rojo, aparecían los siguientes elementos:

a) Pieza denticulada. Cuarcita.

b) Raspador sobre lasca. La lasca aparece partida por su eje.Sílex.

c) Raspador unguiforme (del tipo del «disquito raspador» aziliense). Sílex .

d) Raspador unguiforme. Sílex.

e) Hojita de dorso. Sílex .

f) Fragmento de núcleo informe de sílex.

Como en el caso anterior, también habría elementos que pudieron haberse unido al conjunto por azar. De hecho nos llamaron la atención dos cosas: la mezcla de todos estos elementos con una masa de colorante rojo (que también pudo haberse realizado de
un modo casual por haberse arrojado allí la masa de colorante) y la presencia de esos dos raspadores de un tamaño diminuto, muy típicos del período Aziliense, pero no encontrados en el enterramiento, salvo en ese lugar y agrupados.

Conjunto III:
Sobre el vientre del cadáver había sido colocado un canto aplanado de forma que tiende a la circular, de caliza grisácea. En él se aprecian dos manchas informes de colorante rojo. En uno de los bordes presenta dos levantamientos. Sobre él había colocados unos fragmentos de asta de ciervo muy destruidos por la humedad. A su lado, un núcleo de cuarcita y algunas lascas de este material.


Conjunto IV:

Colocado junto a la pared, a la altura del fémur izquierdo, bajo las lajas de piedra que cubrían el túmulo y en el fondo de éste.
Esta zona había sido muy afectada por el arroyo, que removió la tierra negra de este lugar pero sin remover los elementos allí colocados.
Está compuesto por 10 ó 12 conchas de Modiolus (Modiolus) barbatus (Linné, 1767) (1), de gran tamaño (entre 82 y 111 mm. De longitud). Las valvas estaban superpuestas y encajadas unas en otras. Próximo a éstas se encontraba un cráneo de carnívoro.
Por su carácter insólito dentro del yacimiento, donde son rarísimos los moluscos marinos, esta agrupación hizo pensar en una ofrenda al difunto. Entre las valvas se encontraban restos de colorante rojo.
Junto a estos elementos que formaban agrupaciones, podemos señalar la presencia de algunos otros que aparecían aislados:

a) Un arpón plano de un sólo diente y perforación basai en forma de ojal. Se encontró completo, aunque la punta no está aguzada como en el caso anterior. Estaba depositado en el fondo de la fosa, a unos cuatro centímetros del fémur derecho, a su altura media.

b) Canto pintado. Se trata de un canto de cuarcita partido por la mitad con una serie de puntuaciones pequeñas distribuidas por todo su contorno. En la fractura del canto aparece una mancha negra informe. Se encontró en el límite extremo de la fosa, próximo a los pies.

c) Sobre la rótula izquierda apareció otro canto pintado ennegro, como en el caso anterior, con dos gruesos puntos.

Junto con éstos, por toda la tumba, se encontraron una gran cantidad de cantos con manchas negras informes, como si hubieran sido embadurnados con los dedos teñidos en pintura negra.
En algunos de ellos, cubiertos con una costra calcárea, el negro conservaba toda su intensidad.
Examinados los cantos encontrados en otros puntos del yacimiento, sólo presentan huellas de haber sido pintados los encontrados en el enterramiento. Por ello puede deducirse que están directamente relacionados con un rito funerario.

d) Canto con una incisión en su contorno. Encontrado entre las piedras que delimitan el cadáver por su lado izquierdo. El canto de cuarcita presenta una grieta natural que fué ahondada en todo su contorno con un buril. La incisión se divide en dos brazos formando una Y. Nos llamó la atención porque otro de estos cantos —esta vez en arenisca— fué hallado fuera del enterramiento, próximo a unas piedras hincadas, de las que luego hablaremos.
No se advirtieron huesos de animales que hicieran pensar en una ofrenda. Sólo algunos huesos encontrados sobre la pelvis podrían tener ese significado, pero será preciso esperar el análisis definitivo de la fauna para emitir un juicio.
El colorante rojo aparecía distribuido con abundancia por todo el enterramiento. En algunas zonas —como se advertía junto a la mandíbula— aparecían manchas extensas y profundas, donde la tierra aparecía totalmente teñida de ese color. Por lo general se trata de pequeñas porciones de colorante distribuidas por toda la tumba.
El cadáver fué colocado en el fondo de la fosa, pero desviado del eje de la misma, formando un ángulo con la pared. La cabeza estaba orientada hacia el S.-W., hacia el exterior de la cueva y Amella la cara hacia la pared, a unos 20 cm. de ella.
El fondo de la fosa está ligeramente inclinado hacia el interior, variando la altura con respecto al techo, de 1 m. en la cabecera a 1,20 m. en los pies.
Una vez colocado el cadáver en la fosa y rodeado su lado izquierdo por unos pequeños bloques de piedra, se arrojó sobre él una cantidad considerable de tierra y cantos rodados (entre los que se encontraban los cantos pintados anteriormente citados),
que cubrieron una extensión de algo más de dos metros cuadrados. En la parte de la cabecera, donde era más profunda la fosa, el túmulo era más elevado, como también lo era en la parte de la pared. Sin embargo las piernas apenas quedaban cubiertas por
una estrechísima capa de cantos y de tierra, y sobre la tibia derecha no había más cobertura que la laja de piedra allí colocada; al levantarla se vio que estaba en contacto directo con el hueso y pegada a él. Esta laja señalaba la superficie del túmulo junto con
otras dos colocadas junto a la pared, a la altura del fémur izquierdo. Como éstas fueron colocadas sobre el túmulo, permanecieron levantadas, mientras que la que fué colocada sobre la pierna derecha, se hundió, triturando el peroné. Es posible que en la parte derecha hubieran existido también dos lajas de piedra, ya que la extremidad de la tibia izquierda aparecía también destrozada, como la de la derecha; pero esta segunda laja debió desaparecer en tiempos muy antiguos, pues no se encontró ninguna huella de ella.
En los extremos del túmulo se observaron algunas agrupaciones de piedras cuya disposición parece intencional. Se encuentran en la misma capa 3 b, aunque la que se encuentra a los pies de la tumba estaba en contacto directo con el nivel 2, por no existir en esa zona la capa a. Se trata de dos agrupaciones de piedras hincadas o colocadas en el suelo, en el centro de las cuales aparecen manchas de cenizas muy poco intensas, junto con algunos carbones, como si se hubiera encendido allí un fuego que hubiese durado muy pocos momentos. Próxima a la agrupación se encuentra a la cabecera de la fosa se encontró el ya citado canto de arenisca con incisión en su contorno.

Cronología

Desde el punto de vista cultural no cabe duda de que se trata
de un conjunto que podemos calificar de Aziliense. Estratigráfi-
camente parece totalmente claro. Tanto el conjunto del nivel 2,
como el del nivel 3, es característico de esta industria.
Las fechas del C 14 (3) permiten —con el margen de error pro-
pio de este tipo de datación— señalar que el enterramiento se en-
cuentra entre el 9.430 ± 120 B.P. (CS.LC.~-216), fecha de la capa
a, y el 9.540 + 120 B.P. (C.S.I.C.—260), fecha de la capa d.
(3) Análisis realizados por el Instituto de Química Física "Rocasolano"
del C.S.I.C. de Madrid.

(1) La identificación fué realizada por D. Benito Madariaga de la Cam-
pa, que realizó un pequeño estudio sobre los moluscos que será publicado con
la memoria de excavaciones. Le agradecemos vivamente su interés y su tra-
bajo.
(2) El análisis químico de los colorantes fué hecho por D. Ramiro Mo-
ran García


tematico.asturias.es/cultura/ridea/ConsultaBoletines/PDFs/087-14.PDF

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