lunes, 13 de abril de 2009

MARCAS DE CANTERO MEDIEVALES EN SAN PEDRO DE VILLANUEVA

Los signos lapidarios que aparecen en los sillares de los edificios están íntimamente ligados a las logias de los canteros medievales. Los especialistas todavía no se han puesto de acuerdo sobre cuál podía ser su finalidad. Para algunos, eran simplemente que responsabilizaran a los artesanos en el cumplimiento de su trabajo y en el cobro de su salario, en cambio para otros serían signos relacionados con la astrología, la alquimia o la magia, o incluso pertenecientes a viejos alfabetos masónicos que pueden observarse en antiguos edificios egipcios como romanos y griegos. Sea como fuere, estas marcas de cantera siguen ofreciendo motivos más que suficientes para continuar la investigación.

En unas ocasiones, se presenta de forma simple y, en otras, de manera mucho más compleja. Desde letras de alfabeto hasta inscripciones difícilmente descifrables. Existen dibujos geométricos, símbolos astronómicos y de vez en cuando aparece el magíster, bastón del maestro de constructores.




Allí donde se encuentren estos signos se puede afirmar que no han sido simples obreros los que han construido esa ermita, aquella iglesia o catedral. Han sido, sin temor a equivocarnos, los “compañeros”.

Las fraternidades de constructores medievales nos han legado auténticos mensajes pétreos cuyos símbolos representan un lenguaje propio que no sabemos interpretar.

Generalmente estas marcas de cantería son de escasa profundidad y su tamaño oscila alrededor de los 10 cm. Existen otras marcas más complejas que llegan a medir hasta 30 cm. Aparentemente, esas marcas de cantero no parecen seguir un orden establecido. Unas veces se encuentran reunidas en un mismo bloque de piedra y otras, dispersas por todo el edificio.

Tampoco guardan un orden de orientación: una letra puede aparecer correctamente o bien cabeza abajo, inclinada o tumbada.


En san Pedro de Villanueva, en Cangas de Onís existe una serie de marcas formadas por distintas letras, unas del derecho, otras oblicuas y las restantes cabeza abajo. La mayoría de ellas son “P” y “R” repetidas, excepto en la girola, en que aparecen repetidas las “B”, que siguen las mismas pautas, es decir, del derecho y del revés.



Si situamos en el mapa de Asturias las iglesias en las que se encuentran estas inscripciones y las unimos con una línea, obtendremos un recorrido que, partiendo de las cercanías de la costa oriental, pasan por la zona centro oriental para finalizar en el centro del principado. Estas construcciones que son poseedoras de esas letras “B” convertida en una constante, tal vez, están indicando que nos hallamos frente a un grupo itinerante.



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