La inscripción está casi borrada y no hay indicadores de su localización
Llueves (Cangas de Onís),
Alba SÁNCHEZ R. La Nueva España
Ya sea un símbolo republicano o una evocación de la Monarquía asturiana, leyenda o no, lo cierto es que la lápida que recuerda el lugar donde, supuestamente, un oso mató, en el segundo año de su reinado, al rey Favila, hijo de Pelayo, en el año 739, presenta actualmente un notable estado de abandono.
La lápida se encuentra en la aldea de Llueves, a escasos dos kilómetros de la capital de Cangas de Onís. Aquí cuenta la leyenda que un oso mató al rey Favila, quizá cuando realizaba una prueba para demostrar su hombría por haber accedido al trono por ser hijo de Pelayo.
Los vecinos saben que esta lápida es un reclamo turístico más de la comarca y ven con desesperación cómo el deterioro y el abandono cada vez son mayores. En la lápida apenas se distingue ya una cruz y de la inscripción que reza: «Aquí un oso mató al rey Favila» sólo queda un leve rastro.
Son muchos los curiosos que, a lo largo del año y, principalmente, en épocas festivas, se acercan para conocer el lugar y son los lugareños los que tienen que indicarles, acompañándolos muchas veces, la ubicación de la lápida. No existe ningún letrero indicativo del emplazamiento y ni siquiera una fuente donde el caminante pueda saciar su sed tras la ascensión a tan curioso lugar.
Una vecina entiende que es «una vergüenza» el estado de la lápida. Otro lugareño considera «inexplicable» el abandono del lugar viendo el presupuesto que se utiliza para otros reclamos turísticos, que contrasta con «el silencio por parte de nuestro Ayuntamiento» con respecto a este lugar tan singular.
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Esta lapida fue grabada restaurando una anterior que apenas se veia a expensas del Duque de Montpensier en el año 1857 durante la visita que el y su mujer la Infanta Maria Luisa Fernanda hicieron a nuestra Ciudad
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