foto de http://www.elcorraldelindianu.com/Hoy le dedicamos este artículo a un viejo amigo, seguro que a ninguno de los dos se nos olvidan nuestros orígenes y los buenos momentos que en el Torreon pasabamos, hoy Jose Antonio es uno de los cocineros con mayor trayectoria de nuestra región y regenta junto con Yolanda el ya mítico Corral del Indianu ;
José Antonio Campoviejo es un cocinero audaz, dotado de una fantástica imaginación que exhibe permanentemente su potencial creativo.
Elabora una culinaria transgresora que parte de un profundo conocimiento de las bases de la cocina tradicional asturiana hacia la que deja translucir en su obra un gran sentimiento, a la vez que sitúa en el ámbito de lo galáctico el recetario de nuestro acervo más secular. Sirva como ejemplo su singular manera de interpretar y poner la día el pote asturiano edificado con los ingredientes que le son propios aunque en su construcción revoluciona formas y texturas, de tal manera que, teniéndolo todo, no tiene nada de éste, salvo la armonía y excelsitud de sabores que se elevan por encima del mejor de los clásicos.
Lo mismo sucede con la borońa preńada, una explosión sápida en un festival de sensaciones o con el bombón de pollo de aldea, el gochu cremoso y crujiente o su original modo de jugar con los quesos asturianos para proporcionar una verdadera sinfonía organoléptica.
En todos sus ensayos creativos y su puesta en escena se percibe el fruto de mucha reflexión. De que el escenario, bello por cierto, esté a la altura se encarga su otro yo: Yolanda Vega. (Guía de Mesas Asturianas, edición 2.006)
Elabora una culinaria transgresora que parte de un profundo conocimiento de las bases de la cocina tradicional asturiana hacia la que deja translucir en su obra un gran sentimiento, a la vez que sitúa en el ámbito de lo galáctico el recetario de nuestro acervo más secular. Sirva como ejemplo su singular manera de interpretar y poner la día el pote asturiano edificado con los ingredientes que le son propios aunque en su construcción revoluciona formas y texturas, de tal manera que, teniéndolo todo, no tiene nada de éste, salvo la armonía y excelsitud de sabores que se elevan por encima del mejor de los clásicos.
Lo mismo sucede con la borońa preńada, una explosión sápida en un festival de sensaciones o con el bombón de pollo de aldea, el gochu cremoso y crujiente o su original modo de jugar con los quesos asturianos para proporcionar una verdadera sinfonía organoléptica.
En todos sus ensayos creativos y su puesta en escena se percibe el fruto de mucha reflexión. De que el escenario, bello por cierto, esté a la altura se encarga su otro yo: Yolanda Vega. (Guía de Mesas Asturianas, edición 2.006)
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