Peter Hillary
El alpinista, aventurero y explorador neozelandés visitó Cangas de Onís, Covadonga y los Lagos .
Con niebla densa y fuerte orbayu los Picos de Europa recibían ayer, por primera vez, la visita de uno de los hijos del Everest: Peter Hillary. «Esto me recuerda al hogar. Montañas cerca del mar, lluvia, niebla... Esta parte de Asturias se parece a Nueva Zelanda», comentaba, ante un brumoso lago Enol, Peter Hillary, aventurero, alpinista, explorador de la National Geographic e hijo del primer hombre que logró, en 1953, ascender la cumbre del Everest: Edmund Percival Hillary.
Acompañado de la montañera asturiana Rosa Fernández, Peter Hillary aprovechó ayer para descubrir Cangas de Onís, los Lagos y Covadonga. Ha venido por primera vez a Asturias para ofrecer hoy, en Gijón, una conferencia dentro del ciclo expositivo que National Geographic está desarrollando en la ciudad, tras haber recibido el premio «Príncipe de Asturias» de Comunicación y Humanidades 2006.
Peter Hillary llegó a la región en la tarde del pasado domingo por vía aérea. Su maleta se perdió en el trayecto, así que, en cuanto llegó a Cangas, se dirigió a un establecimiento para adquirir calzado adecuado para subir a los Picos. El lago Enol, el centro de interpretación del parque nacional de los Picos de Europa, la antigua mina de Buferrera y la ruta hasta el lago La Ercina fueron los lugares que recorrió Peter Hillary en compañía de la montañera asturiana y de miembros de la Fundación Príncipe de Asturias.
El turismo, la montaña y el medio ambiente no tienen por qué estar reñidos. La clave es una buena organización. No hay un modelo ideal, cada territorio es distinto. Los turistas pueden ser buenos abogados de la preservación ecológica. En la Antártida casi se han exterminado las focas y las ballenas porque no había turistas, testigos de lo que ocurría. Claro está que un turismo masivo, mal gestionado, es como un amor que acaba matando», apuntó Peter Hillary, quien añadió que la organización del parque nacional de los Picos de Europa le había causado una buena primera impresión.
Con niebla densa y fuerte orbayu los Picos de Europa recibían ayer, por primera vez, la visita de uno de los hijos del Everest: Peter Hillary. «Esto me recuerda al hogar. Montañas cerca del mar, lluvia, niebla... Esta parte de Asturias se parece a Nueva Zelanda», comentaba, ante un brumoso lago Enol, Peter Hillary, aventurero, alpinista, explorador de la National Geographic e hijo del primer hombre que logró, en 1953, ascender la cumbre del Everest: Edmund Percival Hillary.
Acompañado de la montañera asturiana Rosa Fernández, Peter Hillary aprovechó ayer para descubrir Cangas de Onís, los Lagos y Covadonga. Ha venido por primera vez a Asturias para ofrecer hoy, en Gijón, una conferencia dentro del ciclo expositivo que National Geographic está desarrollando en la ciudad, tras haber recibido el premio «Príncipe de Asturias» de Comunicación y Humanidades 2006.
Peter Hillary llegó a la región en la tarde del pasado domingo por vía aérea. Su maleta se perdió en el trayecto, así que, en cuanto llegó a Cangas, se dirigió a un establecimiento para adquirir calzado adecuado para subir a los Picos. El lago Enol, el centro de interpretación del parque nacional de los Picos de Europa, la antigua mina de Buferrera y la ruta hasta el lago La Ercina fueron los lugares que recorrió Peter Hillary en compañía de la montañera asturiana y de miembros de la Fundación Príncipe de Asturias.
El turismo, la montaña y el medio ambiente no tienen por qué estar reñidos. La clave es una buena organización. No hay un modelo ideal, cada territorio es distinto. Los turistas pueden ser buenos abogados de la preservación ecológica. En la Antártida casi se han exterminado las focas y las ballenas porque no había turistas, testigos de lo que ocurría. Claro está que un turismo masivo, mal gestionado, es como un amor que acaba matando», apuntó Peter Hillary, quien añadió que la organización del parque nacional de los Picos de Europa le había causado una buena primera impresión.
Aunque no tuvo oportunidad de conocer a los pastores de los Picos, Hillary encontró similitudes entre las cabañas de las majadas y las viviendas de los serpas, pobladores de la falda del Everest, una comunidad a la que, al igual que su padre, está fuertemente ligado. El aventurero mantiene el compromiso de realizar iniciativas que garanticen un futuro para esta comunidad.
Desde el lago La Ercina, Peter Hillary se desplazó hasta el santuario de Covadonga, enclave por el que Rosa Fernández confesó sentir una pasión especial. «No hago ninguna ascensión sin pasar antes por Covadonga», apuntó la montañera asturiana.
Hasta hoy no conocía en persona a Peter, pero sí a su padre, Edmund Hillary. Fue en 2003, cuando hice la ascensión al Everest. Se celebraba el 50.º aniversario de su ascensión, la primera de la historia», explicó Rosa Fernández. «En dos semanas cumplirá 88 años y, aunque algún achaque le ha hecho pasar por el hospital, tiene fuerza y los va superando», comentó Peter Hillary en referencia a su padre.
Tras visitar el real sitio y cumplir con la tradición de arrojar una moneda al pozón de Covadonga, Hillary y sus acompañantes se trasladaron hasta Cangas de Onís para, como final de la jornada, celebrar una comida en El Cenador de los Canónigos. «Me encantaría volver Asturias y hacer una ruta o una escalada en los Picos», afirmó Hillary, en alusión a la adversa climatología de ayer. El alpinista neozelandés añadió: «a quien le gusta la montaña y la naturaleza disfruta en cualquier parte del mundo. Cada sitio es distinto». Palabra de experto.
LA NUEVA ESPAÑA
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