miércoles, 29 de agosto de 2007

La ciudad de los Picos


Asturias siglo XXI ( LA NUEVA ESPAÑA )

Fermín Rodríguez/Rafael Menéndez
Los expertos del CeCodet, el Centro de Cooperación y Desarrollo Territorial de la Universidad de Oviedo, analizan hoy el concejo de Cangas de Onís, el principal núcleo de servicios del oriente interior asturiano. Es de los pocos municipios asturianos que gana población, ayudado por el parque nacional de los Picos.


La comarca de los Picos necesita un plan que se «olvide» de los concejos que ya van y se centre en los que, como este municipio, apenas se benefician del parque nacional.


Cangas de Onís distribuye su territorio, alargado de Norte a Sur, entre las sierras prelitorales que culminan en el Mofrechu (897 metros), el surco prelitoral ocupado por los valles del río Sella y su afluente, el Güeña, y el vigoroso relieve de los Picos de Europa, en su parte occidental: la montaña de Covadonga o Picos de Cornión, que superan los 2.500 metros de altura. El concejo cuenta con la población principal en el macizo montañoso más importante de la cordillera Cantábrica. La ciudad de Cangas de Onís, de algo más de 4.000 habitantes, es el principal núcleo de servicios del oriente interior asturiano y capital de la comarca de los Picos de Europa, concentrando la actividad turística y comercial vinculada. El caserío, al oeste del puente, se adscribe al concejo de Parres (El Puente, Prestín, Sotu Degu…). Su centralidad comarcal le ha permitido continuar su crecimiento moderado, que trasciende al conjunto municipal, que ha aumentado sus residentes en el siglo actual hasta los 6.600 habitantes. Es uno de los pocos concejos asturianos que crecen en población y prácticamente el único que lo hace con claridad fuera del ámbito metropolitano.

El concejo ha rentabilizado, casi de forma exclusiva, los flujos en aumento relacionados con los Picos y la existencia del parque nacional, en la vertiente asturiana. El crecimiento de la capital se ha difundido a buena parte de los doce pueblos de su parroquia (Helgueres, Llueves, Nieda, Celango…), con la excepción de los alejados o peor comunicados. Las parroquias de los valles –Villanueva, Margolles, Abamia, Con y Grazanes– tienden a mantener su número de residentes. El resto continúa perdiendo población, a ritmo atenuado, incluso en las proximidades de Covadonga: La Riera, Triongo, Llabra y Zardón. En los valles son numerosos los pueblos grandes: Cañu, Mestas y Llanu de Con, Les Roces, Coviella, Corao, Intriago y Soto de Cangas. Como Llanes en la costa, Cangas de Onís, en el interior, ha experimentado un fuerte crecimiento de la actividad turística, convirtiéndose en una referencia regional. Este proceso ha llevado al concejo a aumentar su empleo, a recibir suficientes inmigrantes como para compensar sobradamente el desfase entre nacimientos y defunciones y a llevar al empleo terciario a constituir el 67 por ciento del total, con más de 1.600 activos. De ellos, 400 corresponden a la hostelería y 440 al comercio. A pesar de compartir la capitalidad y los equipamientos comarcales con Arriondas, el empleo en los servicios administrativos, financieros, educativos y sanitarios es numeroso.

La especialización turística ha abierto paso a una de las más importantes infraestructuras hoteleras de la región: más de 40 hoteles, otras tantas casas de aldea y un establecimiento de acampada, que suman más de 2.500 plazas. Vinculada al sector turístico, la construcción aporta el 12 por ciento del empleo, más de 300 activos, por 12 la industria, particularmente la alimentaria. La relación con la montaña es la que justifica esta dinámica actividad turística, pero la tradicional actividad ganadera continúa bien viva: 400 explotaciones ganaderas dan fe de ello, con una cabaña de vacuno que se mantiene por encima de las 9.000 cabezas, aprovechando las praderías del valle y los pastos de altura en el verano, hoy dentro de los límites del parque nacional. Como en otras partes, la ganadería lechera pierde importancia frente a la de carne, y las cabañas de ovino y caprino son prácticamente la mitad de hace una década. El sector ganadero y forestal (éste importante en las sierras prelitorales) mantiene 400 empleos, el 16 por ciento del total, dejando claro que las nuevas actividades no sustituyen a las tradicionales, más bien al contrario, y que, por ello, el tratamiento de la actividad ganadera en el parque nacional debe ser objeto de mayor atención.

Cangas de Onís crece y goza de buena salud. Debería apostar por utilizar el tirón turístico para afianzar estrategias de diversificación de actividades. La ganadería mantiene una singular importancia en su extenso territorio, que debe ser potenciada en relación con la industria alimentaria, de base y método semiartesanal o moderno. La construcción, el turismo y el sector forestal necesitan espacio acondicionado y segregado para la localización empresarial. El desarrollo urbano de la villa requiere una adecuada ordenación y una continuidad en la mejora de accesos, equipamientos y servicios.


También hay que impulsar la difusión de nuevas actividades en el mundo rural del propio concejo y de los vecinos, puesto que el crecimiento de la ciudad se basa en buena medida en el territorio comarcal de influencia y en su vitalidad, especialmente en las épocas de baja actividad turística. Cangas vio el nacimiento del primer parque nacional español. Sin embargo, lo dilatado de su existencia no ha supuesto una mayor experiencia en los procesos de ordenación y explotación racional. Es un parque histórico (la Montaña de Covadonga, denominación que debería haberse conservado) y un parque en fase infantil (Picos de Europa), con enormes problemas de nacimiento, crecimiento y afianzamiento.
La gestión autonómica debe mejorar notablemente lo vivido hasta ahora, si de verdad se quiere que sea un espacio protegido de referencia en la red europea. Es necesario diversificar los atractivos turísticos incorporando componentes de su riquísimo patrimonio cultural e histórico. La especialización turística se ha efectuado sobre una débil organización y control de los procesos en los mercados de origen y en la fomalización de la oferta en paquetes turísticos. Esto es vital para que disminuya la incertidumbre provocada por unos flujos de itinerarios variables, a menudo erráticos, de cortas estancias y fuertes altibajos estacionales y entre temporadas. Un turismo nacional dominante, con reducida participación internacional, que apenas recurre al aeropuerto, a los operadores internacionales y nacionales y a la oferta integrada y segmentada en el tiempo.
Trabajo queda, por tanto, para pasar de ser un destino turístico nacional amparado en la atracción de Covadonga, los lagos y los Picos, lo más demandado de Asturias, a ser un destino inmerso en los mercados turísticos internacionales, con una oferta diversificada, integrada y atractiva. Los recursos existen, la experiencia es notable, sólo queda aunar voluntades empresariales y administrativas y asentar en el parque nacional y su área de influencia una actividad ordenada y compatible, de creciente demanda

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