viernes, 30 de septiembre de 2011

SIGNIFICADO DE LOS DIOSES MANES EN LAS LAPIDAS FUNERARIAS DE CANGAS DE ONIS

En el Concejo de Cangas de Onis, desde hace muhos años se conoce la existencia de muchas lapidas funerarias de la época de  ocupación romana y posteriores, que hasta la entrada de la religión Cristiana fueron utilizadas, casi todas ellas tienen en común una serie de iniciales en honor a los dioses Manes, hoy conoceremos un poco más sobre quienes eran estos dioses

Los romanos denominaban a los dioses de sus difuntos con el término Manes. La noción de Manes, emparentada con Lares, Penates, Larvae o Genius, es la que mejor expresa en la religión romana la creencia en la inmortalidad del alma tras la desaparición del cuerpo.

Los espíritus de los muertos pasaban a formar parte de los dioses Manes, pero no bastaba que un hombre muriera para que entrara a formar parte de los dioses Manes . Antes debía recibirlos funerales apropiados y era preciso que se le tributara los iusta. El difunto era transformado en "divinidad" por sus parientes en el plano familiar, pero siempre en presencia del resto de los ciudadanos. La inhumación regular ponía fin a este proceso. Pero en el caso que se produzca un olvido, una irregularidad, o que no fuera enterrado, el difunto se convertirá en un fantasma sin descanso hasta el día que sus allegados o pariente le hagan justicia


De cualquier manera y sin que sepamos con exactitud cuándo los Manes representan el alma del difunto, o cuándo los dioses de ultratumba, lo cierto es que la fórmula abreviada D.M.S./D.M. aparece encabezando los epitafios paganos  de un modo muy generalizado desde la segunda mitad del siglo I hasta muy avanzado el siglo IV d.C. e incluso en epitafios cristianos posteriores
 


Las inscripciones funerarias de los romanos


Muchas de las inscripciones funerarias de los romanos empezaban con una invocación a los dioses Manes, o espíritus de los muertos. Efectivamente, en muchísimas inscripciones se encuentra la abreviatura D.M.S., es decir, Dis Manibus Sacrum ("Consagrado a los Dioses Manes"). Es raro que figure el día de la muerte, pero acostumbra a indicarse la edad del finado, a veces incluso con especificación de los meses y los días. Además del nombre del difunto suele aparecer el nombre del familiar que encarga la lápida. Casi siempre se encuentra una expresión afectuosa para con el difunto: queridísimo, benemérito, etc. Jamás aparecen los deseos de la persona enterrada, hecho que demuestra la poca fe que tenían en una vida futura. Normalmente están grabadas las iniciales H.S.E., -Hic Situs Est- ("aquí está enterrado"), o S.T.T.L., -Sit Tibi Terra Levis- ("que la tierra te sea leve").


Otros autores nos lo explican de manera similar;
El material de las mismas suele estar en las proximidades de los ríos: cantos rodados o regodones
de mayor o menor dureza, y de mayor o menor tamaño, en los que mediante golpes de puntero, y
en la cara mas plana de las piedras, se graba la escritura, el encuadre de ella, y la decoración que
se añada. El repiqueteo de la obra en el escrito, no suele ser muy homogéneo, y, a veces, ofrece
una difícil lectura, a la que se añaden las separaciones por puntos y las abreviaturas.

Esta lapida empieza con D.M.M.P

El texto va encabezado, generalmente, con las fórmulas de consagración a los dioses manes,
siguiendo estas abreviaturas: D(iis) M (anibus). D (iis) M (anibus) M (onumentum) y D (iis)
M(anibus) M (onumentum) P(ositum). Sigue el nombre a quien se dedica la estela o lápida, junto
con la filiación y adscripción, o no, a un grupo gentilicio, siguiendo el nombre del dedicante y la
relación familiar o de amistad suya con el difunto. Finalmente se añade la fórmula de “Que la
tierra te sea leve,(Sit tibi terra levis)



Un ejemplo de una lapida, en este caso encontarada en Soto de Cangas es esta

D M M • POSS

DOV * F1L • SVE

CAR FLA AN XX

C • CCCCXXCII
 
D(is) M(anibus). M(onumentum) poss(uit) Dov(erus) fil(ie) sue car(e)

Fla(vie) an(norum) XX c(onsulatu) CCCCXXCII.
 
A los dioses Manes. Este monumento puso Dovero á Flavia, su querida hija, fallecida en edad de 20 años en el consulado 482.

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