martes, 30 de agosto de 2011

Las téseras de Astorga, aparecidas en Cangas de Onís

Se pueden ver en el nuevo Museo Arqueológico de Asturias, en Oviedo

http://wapedia.mobi/es/Itinerario_de_barro

El llamado «Itinerario de barro» constituye para muchos una de las principales fuentes de información epigráfica sobre el conocimiento de las vías romanas que discurrían por el norte de Hispania. Se trata de un itinerario o guía de caminos, que, al modo de los modernos mapas de carreteras, recogía las distintas rutas con sus mansiones  y civitates correspondientes, así como la distancia entre las mismas.



Presenta unas características singulares dentro de los itineraria adnotata  pues comparte con los miliarios la naturaleza epigráfica y con los itineraria picta  el estar dibujado. El «Itinerario de barro» lo constituyen cuatro tablillas de barro cocido, las cuales recogen cinco itinerarios y fueron halladas en las proximidades de Asturica Augusta.y que durante mucho tiempo estuvieron depositadas en la colección de Dn. Sebastián de Soto Cortés en Cangas de Onis. En la actualidad están depositadas en las vitrinas del Museo Arqueológico de Asturias.



Las cuatro placas son de forma rectangular de aproximadamente 14 por 12 centímetros, y a juzgar por el asa en forma de cola de golondrina que conserva la placa II y, por la firma del magistrado municipal, duunvir, que en ellas aparece, su finalidad debía ser colgar de una pared pública para información de los viajeros


Parece ser que estas placas se hicieron golpeando con la palma sobre la lámina de barro fresco y, por supuesto, antes de escribir en él con un punzón o stylus, como en las tablilla de cera.



La única placa que conserva su ansa original, perdida en las demás. Presenta un orificio circular indicando que ésta, como las demás, debieron estar colgadas para uso o informe de un número más o menos abundante de personas

El llamado «Itinerario de barro» 


Antonio García y Bellido

Así llegamos al año 1959 en el que don Francisco Diego Santos publica su Epigrafía romana de Asturias, Oviedo, 1959, 244-259.
Entre tanto ya había muerto su primer poseedor, don Sebastián Soto Cortés; pero las placas continuaban en poder de sus herederos en Cangas de Onís. Diego Santos vió las placas y mandó obtener de ellas nuevas fotografías que son las que ilustraron su estudio e hicieron por vez primera legibles sus letras de un modo harto mejor que en las ediciones anteriores. Por desgracia ya entonces, las plaquitas de barro cocido, muy troceadas cuando se fotografiaron por Gil Miquel, habían perdido algunos de estos fragmentos.


Pocos años después supe que los herederos del señor Soto Cortés se hallaban propicios a ceder estas placas e hice gestiones en Madrid para que las adquiriera el Estado, pero la Diputación de Oviedo, dando muestras de su entusiasmo y diligencia, se adelantó y las adquirió por su cuenta para cederlas generosamente al Museo provincial de Oviedo donde hoy se conservan y exponen

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