Caducaba el verano del 64 cuando en el teatro de La Comedia de Madrid se levanta el telón para el estreno de una nueva obra de Miguel Mihura: Ninette y un señor de Murcia
En Ninette y un seños de Murcia el gran Rafael López Somoza que encarnaba al padre de Ninette, monsieur Pierre (de Cangas de Onís), veterano anarcosocialista republicano en el exilio. Quien le ha visto no le olvida, pertenecía a la vieja escuela de actores españoles, digamos natos, que se habían forjado pisando las tablas a partir de aquellos duros y sacrificados meritoriajes por los que tenían que pasar los cómicos de la legua y de pensión de medio pelo.
La comedia fue un gran éxito de público y permaneció en cartel varios meses, pero entre la crítica hubo sus más y sus menos. Así la Hoja del Lunes, que era el plato único periodístico del «primo giornio de la settimana», puso serios reparos al aumento del precio de las butacas a 75 pesetas, muy caro «para ver sólo a cinco actores» -decía
No hay comentarios:
Publicar un comentario