domingo, 18 de enero de 2009

Penitencia por un monasterio en obras, Futuro Parador de Corias

Los monjes dominicos conviven con resignación con los trabajos para convertir Corias en un parador de lujo


Corias (Cangas del Narcea),

Pepe RODRÍGUEZ

Los frailes del monasterio de Corias están afrontando lo que será, sin duda, un enorme cambio para la vida que han llevado durante los últimos siglos. Cuando finalicen las obras que están convirtiendo este edificio milenario en un lujoso parador nacional, ellos tendrán que convivir en el espacio que han negociado con el Gobierno del Principado: la antigua sala capitular y salón de actos del colegio del monasterio de Corias.

Para Emiliano Burgos García, prior del monasterio, esto no será más que un cambio de ubicación «en la nueva zona tendremos todos los servicios que necesita la comunidad pues saldrán de la sala capitular cuatro plantas donde se ubicarán las celdas (habitaciones), la capilla, la sala de estar, el comedor, la cocina, la lavandería y, en general, todos los servicios que necesitamos, por lo que nuestro día a día no va a cambiar en exceso. La mayor diferencia estribará en que «perdemos cantidad pero ganamos en calidad: la nueva zona estará menos afectada por el paso del tiempo y, al no dar hacia la plaza del pueblo, habrá menos ruidos», explica el prior.

La zona de la nueva ubicación está menos usada debido a que, actualmente, los frailes viven en la zona más noble del monasterio, en la fachada principal, que es la más desgastada «Obviamente, el parador no podía prescindir de esta zona pues es la más impresionante de todas. En nuestra nueva ubicación, además, tendremos la ventaja de los nuevos materiales de construcción que hará que la pérdida de calor sea menor y la comodidad mayor», asegura Emiliano Burgos.

La convivencia actual con las obras tampoco les está causando ningún problema a los monjes dominicos pues se está trabajando en la esquina contraria a dónde ellos viven. Además se ha cerrado el paso para no interferir con la zona monumental, «quizás deberían haber empezado por construir nuestra nueva vivienda y, así, poder realizar la obra del parador de forma completa, pero eso es algo que debe decidir el jefe de obra y el arquitecto», matiza el prior. A pesar de las molestias típicas de una obra de esta envergadura, el prior, se congratula de este proyecto ya que «es algo realmente bueno para la comarca. Tenemos la duda, como mucha gente, de si va a funcionar a pleno rendimiento, pero sin duda va a ser un gran beneficio y también supone una solución para el problema por el que clamaba el edificio. Tras el cierre del colegio, el monasterio estaba básicamente cerrado y vacío y el mantenimiento era dificultoso, ahora con esta obra se garantiza su mantenimiento», explica el prior que también reza porque las obras terminen pronto.



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