jueves, 27 de noviembre de 2008

Recordando a Virgilio Garsaball

Celso Diego Somoano


Virgilio Garsaball Rodríguez, poeta muerto en plena juventud había nacido en Oviedo el 29 de octubre de 1946. Su infancia y adolescencia se desarrollan en nuestras tierras: Covadonga, Cangas de Onís, Arriondas. En Cangas asiste a las clases de la hermana Cecilia, en el Colegio de las Siervas de Santa María de Anglet, primero, y luego a las del Grupo Escolar «Vázquez de Mella». Lo recuerdo en el curso 1954-55, con los hermanos Bros, Miguel Ángel, Bernardo, Luis Enrique Garro, Antonio Alonso González, Paco Martínez San Martín, José María García, Luis Meré, Miguel Ángel Gutiérrez Palacios y tantos otros, como un niño sensible, arrubiado y pulcro, amigo de la lectura y muchas veces ensimismado y pensativo. Antes de cumplir los 10 años ingresa en el Instituto con la calificación de notable. Era el 29 de septiembre de 1956. En el Instituto permanece desde esta fecha hasta el curso 1959-60, curso que no finaliza.Ya en esta etapa Virgilio era poeta, porque creo que había ya nacido con los dones que lapoesía requiere. En la presentación de su Universo Interior publicado en Oviedo en 1967, el profesor y maestro Emilio Alarcos Llorach dice: Estoy seguro de que en Virgilio tenemos madera de poeta... Su poesía es melancólica y triste, aunque el poeta vive en otros momentos plenamente feliz, tan plenamente feliz que —reconoce— se siente todo él poesía y no requiere verterse en los versos....Conocemos, además de lo publicado en su Universo Interior, estos poemas, gracias a lagentileza de su hermana Marisa: Agrupados en Abecedario, Poeta en Covadonga, Del Sueño, del Amor, de la Esperanza... forman un conjunto, en el que el alma del poeta se abre a los demás para que con ellos vibre el corazón de nostalgia, dolor o gozo. De entre todos elijo hoy, como homenaje y recuerdo a Virgilio, el que tituló Luces

...A la mitad del camino
clavé los pies en el suelo.
Y mudo quedé un instante.
Sin ideas el cerebro Allí...
Arriba...
Covadonga...
¡Dios que extraño nacimiento!
Con su templo iluminado
vagando en nube de incienso.
La arboleda reflejaba
la verde luz de su anhelo
recostándose, imprevista...
para estallar junto al cielo.
Quise correr.
Y abrazarlo
Y gritarle:
—¡Ven, te quiero!
mas lo que el corazón pedía
las piernas no lo entendieron.
Y allí quedé.
Callado.Estático, en silencio.
Cuando se fueron las luces
llevaron mis pensamientos.
Y yo me quedé callado.
Y mis labios se entreabrieron
para beber una lágrima
que iba rodando en silencio.

DIEGO SOMOANO, Celso, “Recordando a Virgilio Garsaball”, en el Boletín de las fiestas de San Antonio, Cangas de Onís, Sofesa, 1988.

11 Nota del editor: A Virgilio Garsaball lo recuerda Esteban Greciet en su Pregón de la Semana Santa de Oviedo(2001), con las siguientes palabras: “Muchos se fueron en aquellos años. Y algunos no volvieron nunca más. Quiero recordar los versos de quien era entonces un joven compañero de tertulia literaria, Virgilio Garsaball, poeta que prometía mucho (muerto poco después, violentamente en Francia, víctima de sus propios ideales) y que en su único libro (Universo interior) mereció un elogioso prólogo de Emilio Alarcos: / Éramos una mala compañía, / paseábamos de noche / con los mineros sin mina (...). / Dejamos de ir a la iglesia / sin Dios, comunión ni misa. / Y el dinero de los santos —porque ya no lo precisan— / lo gastábamos en vino / pero también en cuartillas... / Fueron tiempos de comprensible desconcierto, para unos (sin Dios, comunión ni misa) y para otros que, acaso por gracia o por azar, a trancas y barrancas, intentábamos continuar por las cercanías del redil...”

1 comentario:

Anónimo dijo...

Fue un gran amigo. Justos hicimos muchas etapas de la vida. Juntos vivimos momentos felices.
Todos le debemos algo...al menos un recuerdo.
El sigue vivo en sus poemas.