jueves, 9 de octubre de 2008

Los Picos de Europa-Covadonga, estrella paisajístico-ambiental

07.02.08 -
JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ-ÁLVAREZ


Los cambios geo-ambientales (fluctuaciones del clima atmosférico, oceánico y de la dinámica de la corteza) en la superficie terrestre de los diversos momentos evolutivos de sus 4.600 'geosiglos' o millones de años, dentro de la evolutiva transformista y encadenada de la misma, son el denominador común de la actividad terrestre. Ya sea 'no biótica' o concerniente a los materiales integrantes de la tierra, ya sea 'biótica' o relacionada con el desarrollo y transformaciones alcanzadas por lo viviente. No menos interesante es también la influencia 'antrópica', en el doble sentido del hombre dentro y contra los ambientes.

Los Picos de Europa-Covadonga y zonas adyacentes se corresponden con un área montañosa singular, la cual ha experimentado una compleja actividad medioambiental. Puede ser un «escenario ejemplificador de la dinámica medioambiental o climática, desde las diversas y lejanas etapas de la geo-historia hasta la prehistoria cavernaria y la más reciente o actual de la humanidad desarrollada o desarrollista.

Los aspectos geohistórico-ambientales más destacables se pueden cifrar en la aparición de momentos de desertizacion (Devónico, 340 a 400 MA-Triásico, 200 a 230 MA); también de los correspondientes con bosques abundantes (Carbonífero, 200 a 340 MA). Las importantes secuencias de plegamiento, fracturación e intrusiones volcánicas mineralizadoras marcan los momentos álgidos de estos ambientes al final del Paleozoico y durante el Mesozoico y Terciario (65 MA). En estas circunstancias se producen cambios litorales de gran trascendencia local y trasatlántica. También se conforman zonas lagunares-marinas y extensos humedales, con paisajes de nueva y peculiar disposición, ocupados por recreados bio-sistemas (¿dinosaurios?), adaptados a los nuevos ambientes y modificados climas de forma geodinámica o catastrófica.

Al formado y emergido -de mares, océanos y mares-lagunas- macizo montañoso de los Picos de Europa y espacios contiguos, le siguieron afectando una serie cambios climático-ambientales durante todo el período geo-histórico más reciente o Cuaternario (un millón de años=1 geosiglo). Se denota la presencia de glaciarismo, con extensión fluctuante, y ambientes de periglaciarismo, marcados por secuencias de hielo deshielo persistente e intermitente. Es patente también una muy fuerte erosión fluvial subterránea (cárstica), así como superficial o fluvial. En tiempos recientes se produjeron elevaciones y hundimientos costeros, con su secuela de terremotos, maremotos (rasas costeras) y cambios litorales importantes (rías ). Las laderas evolucionaron profundamente mediante todo tipo de deslizamientos, propiciados por fluctuaciones de las estaciones climáticas. Los cauces de inundación fluvial, entrantes litorales o rías y lagunas dispersas en forma de turbera, junto con la gran cantidad de cavernas existentes con génesis de disolución calcárea (estabilizadoras de los excesos de CO2 en forma de coladas de estalactitas), forman el último grupo de modificaciones cambio climáticas, ligadas a la muy amplia trayectoria cambiante de la unidad geológica-geomorfológica que se viene considerando.

El 'hombre prehistórico' se asienta sobre los diversos ambientes paisajistas y climáticos citados, adopta a los mismos y desarrolla sus acciones vivenciales mineras incipientes y artístico-pictóricas, así como las iniciales tecnológicas. El desarrollo del 'hombre histórico' es esencialmente agrícola, ganadero, pesquero y con formas menores de industria, viales y servicios o desarrollos urbanos, no bien adaptados a una gestión eficiente. Y con contaminaciones excesivas puntualmente.

En 1856 -proximidades de Oviedo- y 1866 -zona de Cangas de Onís- se tiene la constancia histórica de la presencia del impacto de meteoritos sobre este ámbito asturiano. En las descripciones de la mítica batalla de Covadonga (año 722 ) se cita la importancia de la dinámica de las laderas e inundaciones fluvio-torrenciales como 'geoarma' defensiva, propiciada por cambios pluviales estacionales. La historia litoral más reciente valora la dinámica ambiental en forma de micro-terremotos de galernas. También las deposiciones fluviales torrenciadas de las diversas fluctuaciones ligadas al clima del momento.

De lo que antecede, relacionado con las transformaciones que generaron los actuales Picos de Europa y su ámbito de geo-influencia, se puede deducir que la causa o motor de la aparición de zonas terrestres emergidas o montañosas peculiares es la geodinámica tensional y erosiva connatural de las diversas zonas terrestres.

Cada uno de estos momentos tensionales y erosivos está matizado por su ambiente y cambios sucedidos para alcanzarlo y vivenciarlo. Entre el conjunto de los permanentes o fluctuantes y encadenados cambios climáticos y ambientales sucedidos hay algunos más destacados y persistentes.

En la zona amplia de los Picos de Europa y Asturias centro-oriental, no existió una actividad antrópica muy 'desarrollista', lo que determina que sean las fluctuaciones climáticas connaturales las causantes esenciales de los cambios climáticos percibidos. Las modificaciones climáticas anteriores al desarrollo humano se entienden también ligadas a las grandes geo-convulsiones terrestres , propias de la formación de cualquier unidad montañosa compleja continental. Resulta más lógico concretar los cambios climático ambientales como fluctuaciones encadenadas desde su inicio a la geodinámica connatural terrestre, permanentes y con picos de riesgo, de amplio recorrido, dentro de la escala de desarrollo biótico y humano. Las modificaciones de riesgo antropológico y antropogénico tienen que ser objeto de permanente estudio, control de sus fluctuaciones y reacción adaptadora de las comunidades humanas; quizás deshumanizadas por la desmesurada y libertaria utilización de la superficie terrestre del momento.

En el cielo dicen que una estrella marca ciertas pautas para Asturias. En la tierra, la zona montañosa de los Picos de Europa y el oriente asturiano, verdadera estrella paisajista de Europa y la Península Ibérica, nos recuerda lo obvio ambientalmente. Referido a cómo la corteza terrestre es generadora y transmisora de permanentes y connaturales cambios o fluctuaciones climático-ambientales, superables con la adaptación, el respeto, la conservación y el mejoramiento tecnológico del desarrollo que decida la humanidad.

Los Picos de Europa-Covadonga son un exponente del comportamiento connatural y global de la tierra ambientalmente en sus etapas geo-histórica, prehistórica e histórica. Nos puede enseñar a no menospreciar el catastrofismo natural terrestre. También a no sobrevalorar la influencia negativa humana y no menos a puntualizar cómo la solución está relacionada con el estudio, prevención y gestión -mesurada- de las permanentes fluctuaciones climáticas del medio geo-natural local, regional y global, sucesivamente
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