lunes, 26 de mayo de 2008

El Angliru, en bandeja


El camarero toledano José Rodríguez consiguió ascender ayer, en una hora y 45 minutos, el temible puerto de Riosa en bicicleta y portando tazas

La Vega (Riosa), David MONTAÑÉS LNE


El camarero toledano José Rodríguez sirvió ayer las copas más costosas de su vida. No se trataba en esta ocasión de dar un pequeño paseo a pie desde la barra del bar hasta la terraza, sino de pedalear durante casi dos horas superando las rampas más duras y populares del calendario ciclista nacional, el ya mítico Angliru.

Este deportista aficionado de 45 años logró una pequeña hazaña, que si bien carece de más valor que el testimonial, es un ejemplo de pundonor y capacidad de sufrimiento. Portando en su mano izquierda una bandeja con cinco tazas llenas de agua y bebidas energéticas, doblegó al gigante Riosano. La proeza requirió de una hora y 45 minutos, un registro nada desdeñable. «Si dijera que ha sido fácil, mentiría. Ha resultado duro, pero me he encontrado bastante bien», señalaba el protagonista nada más hacer cumbre a los pies de La Gamonal. A lo largo de 13,5 kilómetros superó momentos de fatiga y, pedalada a pedalada, fue avanzando en su escalada, allanando a golpe de riñón rampas hasta del 23,5 por ciento, listón que se alcanza en la temida Cueña les Cabres. Una recta informal de casi 800 metros de longitud que parece que nunca se acaba: «Es lo más duro; miras y parece que no avanzas, pero en cuanto la superé supe que ya estaba arriba». Se permitió un único lujo, ir sorbiendo poco a poco con una paja el líquido de las tazas. Dio fe el alcalde del concejo, José Antonio Muñiz.

Rodríguez ya conocía el Angliru. El pasado año probó fuerzas en el puerto, en una toma de contacto informal que deparó un buen resultado: «Comprobé que se podía subir con la bandeja y hoy he cumplido el reto». Natural de Guadamur, se desplaza casi a diario a una sierra próxima para ensayar su singular estilo de camarero-ciclista: «El brazo que lleva la bandeja aguanta bien, el problema son los riñones». Nadie diría que la afición por el ciclismo le llegó hace sólo cinco años: «Llevo veinte años trabajando en la hostería, me levanto a las cinco de la mañana y, antes, cuando llegaba a casa avanzada la tarde, me tiraba en el sofá, pero un día me dije que eso no era vida y cogí la bici». El gusanillo de subir el Angliru con una bandeja le pecó poco después: «Leí en la prensa que un gallego estaba preparando el reto y me propuse hacerlo yo algún día». Tras la toma de contacto de hace un año, el objetivo quedó satisfecho ayer. «Es más duro de lo que esperaba antes de conocerlo, hay rampas impresionantes». Doblegado el Angliru, la siguiente cita para José Rodríguez es el Mortirolo italiano. Otra tachuela.

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