Osoro admite que el Sínodo tuvo una acogida dispar e insta a los cristianos a celebrar la eucaristía cada domingo .
Vestida con mantón blanco la Santina de Covadonga fue admirada ayer por más de 2.000 personas que se acercaron desde todos los puntos de Asturias. Más de 75 parroquias movilizaron a sus vecinos para encaminar su ruta con un objetivo: brindar a la patrona asturiana su más profunda devoción el día en el que comenzaba su novena. El próximo día 8 de setiembre Asturias celebrará su día y la Santina concluirá el culto que ayer comenzaba. Hasta entonces, el Real Sitio está preparado para recibir a miles de personas cada día que se congregan en la carpa y en la cripta que este año, después de ser rehabilitada, abrió sus puertas a decenas de personas que pudieron seguir desde allí la homilía.
El templo se quedó pequeño para honrar a la Santina. El arzobispo de la diócesis de Oviedo, Carlos Osoro, fue y será el encargado de predicar los nueve días que dura el culto religioso. Y será él, según sus palabras, «porque ante este acontecimiento importante que tiene la Iglesia, el Pastor debe estar al frente de los que creen y de los que no creen».
Pero los que allí estaban ayer, todos creían. Parroquias de Villaviciosa, Peñamellera Alta y Baja, Cabranes, Pola de Siero, Parres..., y así hasta un total de 75, fueron las que participaron en el primer día de la novena. Entre la multitud, Carmen Gutiérrez, de Panes, quien aseguró asistir a la novena «todos los años. Tengo hecha una promesa que he de cumplir. Vendré siempre que pueda», anunció. A su lado, desde Pola de Siero, estaba Argentina Solares. Ella viene «casi siempre, para trabajar mi alma y para demostrar mi devoción hacia la Santina», dijo. María Antonia de la Piedra, María Teresa Fernández y María Grande, «las tres Marías», como asegura la primera, se acercaron desde Villaviciosa a rendir su culto a la virgen asturiana. «Hay que venir a Covadonga al menos una vez al año, ¿qué mejor momento que el día en el que comienza la novena?». No saben si vendrán los nueve días, pero se llevan el recuerdo, un año más, de la imagen de la Santina rodeada de fieles.
«No es un día más»
Como ellas miles de personas más se reunieron en torno al lugar sagrado, pero la mayoría coincidieron en que la homilía «fue un poco larga». Y en esa homilía, el arzobispo, Carlos Osoro, recordó la necesidad y «retó» a los fieles «a celebrar el domingo».
«No es un día más, los cristianos tienen la necesidad de celebrar el domingo, de no ser así», añadió, «dejarán de ser cristianos». Osoro decía esto en un discurso cargado de críticas a todos aquellos que «se han acostumbrado a vivir en una fe mortecina», es decir, a ver cómo los ataques a la Iglesia se suceden de una u otra forma, a ver cómo «este mundo se rompe por marginar a Dios».
Tras la procesión que peregrinó a los 2.000 fieles, los 32 sacerdotes y los 28 niños de la Escolanía hasta la Santa Cueva, el arzobispo reconocía que el Sínodo, el concilio de los obispos que él convocó en setiembre del pasado año, «tuvo una acogida a niveles diversos». Como ocurriera en el Concilio Vaticano II, recordó, «al principio hubo mucha gente que no quería ir».
El Sínodo, según Osoro, es «una gracia de nuestro señor para una Iglesia diocesana que dará sus frutos»; una reunión entre diócesis que se celebrará el próximo año y que comenzó en el actual, aunque ahora mismo se encuentra en su primera fase, la «de preparación interior». Su objetivo último, señaló, es «la llamada a la conversión de todos los cristianos y de los que no lo son».
2008 será, por tanto, el año central del Sínodo y el Año Santo, un tiempo en el que «los cristianos hemos de aprovechar para que el encuentro con Jesucristo sea más profundo». Hasta entonces, pidió Osoro, «abramos las iglesias de Asturias, es necesario que volvamos a nuestras raíces y sintamos la conversión. Vale más tener al Señor en un trozo de porcelana que en un vaso de oro».
El Comercio Oriente
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