La antigua ciudad de Cangas de Onís fue centro de un importante movimiento cultural desde finales del siglo XVIII hasta el primer tercio del XX, al que dieron vida personajes muy significativos, entre ellos Basilio Sobrecueva Miyar (Coraín, 1834-Corao, 1890), fundador en 1872 de la famosa fábrica de relojes de Corao.
Formado en Madrid y en Suiza, Basilio Sobrecueva imprimió a sus relojes un característico sello personal, basado en la simplificación y pureza de líneas, tanto en sus relojes de ojo de buey, con máquinas del tipo París, ocho días de cuerda y sonería a timbre (de los que existe uno en el Palacio Real de Madrid), como en los de péndulo corto, con el mismo tipo de maquinaria y sonería a muelle. A su muerte continuaron la tradición relojera sus primos Ismael y Roberto Miyar, durando su actividad hasta la guerra civil. A ellos se deben los conocidos relojes de estación, realizados por varios ferrocarriles asturianos.
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