Foto del El Comercio Digital
El instrumento, que posiblemente fue adquirido por el Cabildo o donado al Santuario tras el incendio de 1777, estuvo durante mucho tiempo en la Colegiata de San Fernando. Construida la Basílica y habiéndose trasladado a ella el Coro Capitular, el realejo cayó en desuso, lo que generó su progresivo deterioro.
La restauración, financiada por la Fundación María Cristina Masaveu, fue realizada por una empresa especializada y permitió recuperar un singular instrumento musical, además de un significante testimonio histórico de la importancia que la música tiene en Covadonga desde hace siglos.
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