Brillante personalidad —nos dice Constantino Suárez, «Españolito», en Escritores y artistas asturianos (Oviedo, 1959)— de la primera mitad del siglo XIX, nacido en Labra (Cangas de Onís) probablemente a finales del siglo anterior. Felipe, padre del bibliófilo y anticuario Sebastián de Soto Posada, fue hombre de vasta cultura y de elevada posición social y económica, muy respetado y querido en Asturias y distinguido por conspicuas personalidades literarias y científicas de España y del extranjero, debido a sus múltiples y profundos conocimientos en muy diversas disciplinas, adquiridos con el constante estudio y los frecuentes viajes. Llegó a poseer en su casa de Labra una biblioteca de inestimable valor por figurar en ella obras de gran mérito, incunables, ediciones raras y manuscritos importantes, biblioteca que pasó a propiedad de su hijo Sebastián.Solía compartir su residencia dentro de Asturias entre sus casas de Labra y Posada (Llanes).Desempeñó puestos de responsabilidad en los organismos político-administrativos regionales. Fue miembro de la Junta General del Principado y, años después (1835-47), diputado provincial. También fue electo diputado a Cortes.De sus actividades como escritor sólo conocemos la noticia de la colaboración prestada a José Caveda y Nava para la elaboración de Memoria histórica sobre la Junta General del Principado de Asturias.FUENTE: Consejería de Cultura del Principado de Asturias
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