La familia Soto tiene su solar en el concejo de Cangas de Onís. Dos de sus miembros, Felipe de Soto Posada (1798-1864) y su hijo, Sebastián de Soto Cortés (1833- 1915), diputado a Cortés, erudito y ferviente coleccionista este último, reunieron en la casa familiar, el Palacio de Labra, una de las colecciones bibliográficas y de antigüedades más importantes del país. El linaje de Felipe de Soto Posada contaba con extensas y valiosas propiedades procedentes del vínculo de Labra, mayorazgo fundado en el siglo XVII y acrecentado en América, con las desamortizaciones de bienes eclesiásticos y con el patrimonio del mayorazgo de Soto cuando, a las posesiones heredadas de sus padres, une las de su hermano Sebastián de Soto Posada, fallecido sin descendencia, junto con las de otras ramas de la familia. Felipe de Soto Posada era hijo de Pedro de Soto Posada y Lorenza Posada Jovellanos y confluyen en esa unión el complejo entramado de relaciones familiares de las casas solariegas más notables de la zona oriental de la región. El apellido Soto tenía su solar en la parroquia de San Bartolomé de Labra, en el concejo de Cangas de Onís desde el siglo XVI, en cuanto a su segundo apellido, Posada, muy extendido en la zona oriental donde se encuentran varias casonas con su blasón, tenía su origen en diferentes localidades del concejo de Llanes. El linaje llanisco de Posada era tan antiguo como ilustre, constan donaciones de los integrantes de la casa al Monasterio de Celorio en el siglo XV y poseían vínculo y mayorazgo desde principios del siglo XVI, por las mismas fechas en que entroncan con la casa de Junco. Sus posesiones y derechos se acrecentaron con el testamento de uno de los integrantes más destacados de la Casa, Pedro de Junco de Posada, muerto en 1602, Catedrático de Vísperas de Cánones, Oidor de Granada y del Supremo y Real Consejo de la Inquisición y Obispo de Salamanca. Su hermano, Fernando de Posada, fue Almirante de la Escuadra Real y sirvió al lado de Pedro Menéndez de Avilés. El resto de los sucesores directos en el vínculo consolidaron la preeminencia del linaje en el concejo de Llanes por vía matrimonial, entroncando con las casas de Espriella, Vereterra, Inguanzo y Argüelles desde mediados del siglo XVII a principios del XVIII. Prueba de la calidad del linaje de los antepasados maternos de Felipe de Soto es que su abuela, Juana Jacinta Jovellanos y Ramírez de Miranda, era la segunda hermana del ilustrado Jovellanos, tras enviudar de un primer matrimonio se caso en 1766 con Sebastián de Posada y Soto, natural de Onao. Por parte materna contaban entre sus antepasados con personajes tan ilustres como Ramón de Posada y Soto, fiscal de la Real Hacienda en Nueva España, o con el ilustre político de la Restauración José Posada Herrera, de los Posada de Meré. Del primer matrimonio de Felipe de Soto con Luisa de Llanos Noriega, hija del regidor perpetuo de Gijón Bernardo de Llanos Cifuentes, sólo tuvo una hija, de sus segundas nupcias con María de Cortés Llanos tuvo un varón, Sebastián de Soto Cortés, que resultaría el heredero tanto del vínculo y mayorazgo familiar como de las inquietudes culturales y afanes coleccionistas de su padre. A la muerte de Felipe de Soto, en 1864, su hijo Sebastián se convierte con poco más de treinta años en uno de los terratenientes más ricos de la región, con una notable influencia en la política regional y un patrimonio personal tan crecido, pudo dedicar mucho tiempo y esfuerzos en sus aficiones particulares, fundamentalmente la arqueología, la bibliofilia y el arte. En la fecha en que falleció, en julio de 1915, su gran biblioteca podía considerarse la mejor de Asturias y era, sin duda, una de las más notables de España.
Si bien las colecciones bibliográficas, arqueológicas y anticuarias reunidas por Felipe de Soto y su hijo Sebastián han sido objeto de diversos estudios y referencias en trabajos de investigación, apenas se conocen datos fechacientes sobre el importante archivo del Palacio de Labra. Se supone que la mayor parte del fondo se habría conservado íntegro y en buenas condiciones en la Casa-palacio de los Soto, en Labra, hasta su venta en los años setenta. Tras la enajenación del inmueble el archivo se disgregó, una parte del fondo fue adquirido por la Consejería de Cultura en tanto que algunos de los diarios de Sebastián de Soto -su número inicial superaba el centenar de piezas- y un volumen indeterminado de documentos se vendieron en una librería anticuaria a particulares. Las hermanas Pendás Fernández, descendientes de Sebastián de Soto, dejaron algunos documentos en el Archivo Histórico de Asturias en calidad de depósito en 1997.
Fuente Archivo Historico Provincial de Asturias
No hay comentarios:
Publicar un comentario